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La dehesa, nuestra seña de identidad...


Por todos es bien sabido, la importancia que tiene la dehesa en nuestras vidas, en nuestro modo de vida, y es que, aunque no nos demos cuenta de ello, probablemente si no existiera este ecosistema no tendríamos manjares tan exquisitos como los cerdos ibéricos y derivados, las vacas, cabras y ovejas no podrían pastar como lo hacen en este entorno natural; no tendríamos aprovechamiento forestal y un sinfín de beneficios para el ser humano, que en la mayoría de las veces pasan desapercibidos.

Pero, ¿qué es una dehesa?... pues, se me antoja que es muy fácil definirla e identificarla, es un ecosistema creado por la mano del hombre, que parte del bosque y matorral mediterráneo y nace y se extiende como un ecosistema nuevo y bien diferenciado del anterior. Es una despensa natural donde cientos de especies viven y/o se alimentan de ella, incluido el ser humano. Guarda una gran belleza en épocas de otoño, invierno y primavera, sobre todo si las lluvias hacen acto de presencia.

En Extremadura poseemos el mayor número de hectáreas de dehesa de la Península Ibérica, concretamente más de un millón de hectáreas, o lo que es lo mismo, una tercera parte del territorio de la región.
La dehesa, está formada principalmente por la familia de los Quercus; encinas (Quercus ilex) y alcornoques (Quercus suber) y se diferencia del bosque mediterráneo en que éste, está repleto de un espesa y abundante masa de matorrales, mientras que la dehesa está limpia y cuidada de matorrales, debido a dos factores, la existencia del ganado que limpia la zona y la mano del hombre, ya que se dedica a cuidar y mantener los Quercus, aprovechando las podas para la fabricación de picón, leña, carbón… También se aprovecha el hombre de las preciadas bellotas para el ganado porcino; y del corcho de los alcornoques que suele utilizarse como aislante térmico, fabricación de tapones para las botellas de vino…

No hay nada más gratificante como dar un paseo por una de esas dehesas extremeñas que tenemos, pero sin ir más lejos, nos vamos a centrar en la de Torrejoncillo. Accederemos a ella, empezando nuestro particular paseo por el “Puente La Lancha y el “Arroyo Monrobel”, que ahora se torna cargado de agua y esplendor debido a las últimas lluvias. Miramos a nuestra izquierda y el arroyo forma pequeñas cascadas y corrientes que aparecen y desaparecen entre las zarzas que se encuentran a su paso. Avanzamos y tenemos a nuestro alrededor largas paredes de pizarras impasibles al paso del tiempo que delimitan los huertos de los vecinos. Continuaremos paralelos a la carretera durante unos metros hasta adentrarnos debajo del puente para acceder al camino que nos llevará a la dehesa.

El camino se vuelve lleno de peñas, retamas, cantueso y alguna que otra encina que nos da sombra en los días más calurosos. Huele a naturaleza, a Semana Santa, aire puro, suenan pajarillos en las ramas de los árboles, avistamos a los vistosos rabilargos con su larga cola azulada que nos vislumbran y llama la atención. Las mirlas revolotean y hacen acto de presencia. Ya queda poco para adentramos en el corazón de la dehesa, ya se va notando la vegetación, la primavera se acerca, vemos las primeras escobas amarillas empezando a florecer, el “pan y quesillo” (Diplotaxis) amarillea los campos, las retamas quieren empezar también a florecer, se ven algunas florecillas de azafrán serrano y las majestuosas encinas que empiezan a abundar, centenarias, impasibles, imborrables...; seña de identidad de nuestras dehesas.

Ya estamos en la dehesa, y nada más entrar observamos el cartel “Población micorrizada”  que tenemos  a nuestra izquierda y en la que además de encinas, encontramos algún que otro alcornoque, con corcho bornizo, por no haberse realizado aún la saca, bien por no tener el grosor adecuado o bien por no poder hacerlo por la forma del tronco que presentan algunos de ellos.

Seguimos nuestro camino paralelos a la alambrada de la población micorrizada y ya empezamos a observar nuevas especies como el torvisco y alguna que otra ceborrincha o futura “jacha”, además de las habituales encinas, retamas y cantueso o tomillo; continuamos y ante nuestros ojos aparece la “Laguna de Valle Muerto”, en la que alguna que otra vez y como no, hoy también vemos dos parejas de patos (Ánades Reales) que se pasean por las aguas de esta hermosa laguna.

Hoy no es el caso, pero es frecuente ver al Cormorán Grande, Garceta Común, Garza Real, Gaviota Blanca, Cigüeñuela, Andarríos, Lavandera Blanca, Avefría o Aguanieves… todo un elenco de avifauna que tenemos a escasos metros de la localidad.

En los cielos de nuestra dehesa es frecuente avistar a Milanos Reales, en menos ocasiones, pero también presentes rapaces de la talla del Buitre Leonado, Alimoche, Águila Calzada, Águila Perdicera que alguna que otra vez se pasan por esta despensa en busca de alimento cuando este flojea en su hábitat natural (roquedos o bosque y matorral mediterráneo, según corresponda). También hay que destacar otras aves de menor tamaño, pero que también es frecuente observar, como son Abejarucos, Hurracas, Rabilargos, Lavanderas, Cogutas o Cogujadas, Mirlas, Carboneros, Palomas, Perdices, Codornices

Nos habíamos quedado en la laguna, pero este no es nuestro destino, debemos continuar adelante y empezaremos a ver a nuestra derecha una reciente repoblación que a duras penas intenta continuar adelante y que de aquí a unos cuantos años, hará o debería dar una floreciente masa de encinas. A nuestra izquierda tenemos delimitado por unas alambradas el campo de tiro al plato y justo detrás, “La pedrera”, lugar donde hasta hace unos años se extraían lanchas de nuestra característica pizarra y que hoy presenta un estado no muy bueno.

Avanzamos ante un verdor más típico de la zona norte de la Península, que de donde estamos, y es que las abundantes lluvias han dejado verdaderas y  hermosas postales de verdes pastizales.
Ya nos alcanza la vista, para observar uno de nuestros tesoros más importantes, al menos para mí lo es, se trata nuestro “Torreón”, ahí solitario, erigido en un pequeño alto de un cerro, impasible, duradero y apreciado por unos cuantos. Pero antes de llegar al Torreón, que se encuentra a la izquierda del camino, tenemos en frente y un poco más cercana a nosotros, la “Casa del Vaquero”, construcción más moderna y abandonada a su suerte, que en su día fue el refugio del cuidador del ganado de la dehesa y que hoy, como decía, esta allí, abandonada, descuidada y por si fuera poco, hace unos meses saqueada, le faltan las viejas ventanas y las puertas de chapa oxidadas.

Ante la puerta de la casa es posible ver parte de las piedras de pizarra y granito que formaban los muros del torreón y que ante el desuso del mismo, las gentes del lugar les dieron otras utilidades y las transportaron hasta este y otros lugares.

Dejamos la casa y nos dirigimos hasta el torreón, para allí, parar un rato y tener unas maravillosas vistas, a un lado, del "Embalse de Santa María", la cola y los troncos de las viejas encinas erigidas en el agua que llaman nuestra atención; a otro, del "Castillo de Marmionda" de Portezuelo, que también impasible, se mantiene en pie a lo largo de los años; un poco más cercano vemos la zona de arriba de Torrejoncillo y las vacas pastar a sus anchas; seguimos nuestro recorrido visual de 360º y veremos la “Casa del Vaquero” y la nueva repoblación, para continuar girando y viendo una espesa dehesa con Portaje de fondo y la torre de Santa María a lo lejos.

Nos sentaremos aquí, en este lugar a reflexionar y disfrutar del sitio, de la naturaleza, dejaremos nuestros sentidos volar a su antojo, oír a los pajarillos, ver al milano merodear por la zona en busca de algo de comida; una partida de aguanieves se posan en los verdes campos, las vacas pastando libremente como dueñas y señoras de la dehesa…, es sin duda un placer poder disfrutar a diario de este paisaje, de esta postal, de estas vistas, de esta naturaleza viva y pura.

Después de la parada, regresaremos a casa, pero no lo haremos por el mismo camino, no, no, que va, esta vez iremos por el corazón de la dehesa para verla en toda su explosión, disfrutar de los arroyos correr,  del cántico de los pajaritos, de las majestuosas encinas y de la belleza de un campo sembrado de margaritas, pan y quesillo y de un verdor espectacular, que nos acompañara en gran parte del recorrido de vuelta a casa.

Sin duda, ha sido una gran jornada que se ha de repetir muy a menudo, porque tenemos y debemos valorar este paraíso al alcance de unos pocos, y, muy apreciado, por quien no lo tiene cercano. Así que, os animo a visitar nuestra dehesa  y a disfrutar de nuestra naturaleza.
S.R.M.

"Aceña del Tío Amancio" (Pescueza), un tesoro por descubrir...


La Aceña del Tío Amancio se encuentra situada en las aguas del río Alagón en el término municipal de la vecina Pescueza. Es uno de esos lugares en los que una no se cansa nunca de ir, uno de esos lugares que te transmiten una paz especial, en los que parece que el tiempo se para a tus pies, escuchando el sonido del agua cuando choca con las rocas de la pesquera, cuando el sonido de los pájaros te invade y el olor a jara te envuelve, solo basta con cerrar los ojos y dejar la imaginación a volar. Es una de esas postales en vivo que alguna vez en la vida debemos visitar. 


Es uno de esos tesoros naturales que tenemos en la comarca del Valle del Alagón y que muchos paisanos de la comarca no conocen, a los cuales  aprovecho para animarles a visitarla.

Cómo llegar hasta este lugar es muy sencillo, partimos desde Pescueza, desde la Plaza del Álamo que nos llevará a las Cuatros Callejas, continuando en línea recta nuestro camino accederemos al Camino del Río, el cual seguiremos hasta llegar a esta joya de la naturaleza. (Dicho camino es practicable e idóneo para transitarlo andando, en bici o a caballo)
El camino transcurre por un espeso paisaje de bosque y matorral mediterráneo con abundancia de encina (Quercus ilex), jaras (Cistus ladanifer L.), y retamas (Retama sphaerocarpa L).

Al principio podemos pensar que se trata de un sendero simple, de poca belleza, pero no nos precipitemos, solo es el inicio, porque de repente nos adentramos en un inmenso mar de jaras, con ese olor tan característico y ese colorido blanquecino que otorgan al campo en primavera. Un mar, que nos invita a proseguir en el camino; para hacernos desviar la vista y dar paso a un enrevesado arroyo que nos acompañará hasta el final del camino, formando bellos berrocales y recovecos a su antojo; se trata del “Arroyo El Canchalón”; que sin duda, deja al fotógrafo bellas panorámicas y un sin fin de postales naturales de inigualable belleza, pudiendo inmortalizar la vegetación típica de rivera, (sauces, alisos, fresnos…)

Empiezan a aparecer las impasibles encinas, con los portes tan característicos que tenemos en la región y que otorgan a nuestros campos esa riqueza natural propia de dehesas y bosques mediterráneos. Paisaje que nos acompañará también hasta el final del sendero.

Después de caminar un ratito, como una hora más o menos, si levantamos la vista, observaremos al fondo un bello puente de pizarra, intacto e impasible a los años. Al fondo y a la izquierda, tenemos erigida la famosa Aceña del Tío Amancio, en frente del puente, el gallinero, las porqueras y la casa del molinero del Tío Amancio, el último dueño de la Aceña y ya, al fondo, las aguas del río Alagón que siguen su curso abajo para topar con la presa o pesquera que comunica con la Aceña de Casillas, al otro lado del río.

Seguimos caminando y ahora el camino parece terminar, para continuar por una estrecha vereda que nos llevara a cruzar por el hermoso puente y que nos dará paso a la Aceña y a la bella panorámica que la naturaleza nos aporta.
Es difícil de explicar, pero sin duda muy fácil de disfrutar. Solo el sonido del agua contra las pizarras de la pesquera rompe un silencio y una paz que pocos lugares te aportan.
Grandes berrocales pizarrosos forman un espectacular puzzle de rocas con diferentes tonalidades que el agua, el viento y la erosión han ido trabajando con el paso de los años.

En cuanto a la Aceña, decir que es un edificio de pizarra que tenía cuatro plantas, de las cuales la más baja, está situada debajo del nivel de la puerta de entrada. Aquí estaba la noria, a la que llegaba el agua mediante una trampilla y que corría por un carril de madera encajado entre las piedras llamado comportales. El techo de esta planta se sustentaba en dos arcos de cantería, en las que apoyaba por arriba la piedra de moler.
La siguiente planta es la de la entrada, de gruesos muros con un techo abovedado de ladrillos. Tiene los huecos correspondientes para elevadores, eje y estanterías. Aquí estaba la molienda, es decir, las dos piedras giratorias. Se sube a la planta superior por unas escaleras estrechas. Aquí estaban la tolva, la deschinadora y el afilador. Otra escalera estrecha da paso a la última planta, con muros más estrechos. En esta planta se situaban la limpia y el cedazo, además del eje donde enganchaban todas las correas para mover los artilugios. Los elevadores unían la planta de la molienda con esta última.

En una época no muy lejana este edificio junto con otros similares en la comarca gozaron de una gran importancia y movimiento cuando la molienda estaba en pleno auge y en la cual, los habitantes del lugar aprovechaban la fuerza del agua para fabricar harina de trigo, siendo por tanto, sitio muy concurrido. Con el paso de los años y los avances tecnológicos fue cayendo en desuso y en un abandono casi por completo.

Aún así, sigue siendo uno de los parajes más bellos que he podido ver y disfrutar en Extremadura y fuera de ella, sin más un tesoro que tenemos dentro de nuestra comarca, el Valle del Alagón y que tenemos y debemos cuidar, proteger y mimar…

S.R.M.

El Pino de Torrejoncillo

Tenemos en el término municipal de Torrejoncillo, un gran pino, localizado en el término de la  “Zorrera” y que merece ser destacado por sus dimensiones, espectacularidad, pero sobre todo, por estar en una zona donde hay olivos y alguna que otra encina.

Se puede ver a larga distancia puesto que destaca de todos los demás cuando vas caminando por la denominada “Ruta de los Hortelanos”

Es un pino piñonero y como su nombre indica proviene, de que produce como semilla grandes piñones consumidos por la humanidad desde tiempos inmemoriales.

El pino piñonero crece para después abrirse mediante ramas de similar grosor en una copa redondeada y achatada, en forma de sombrilla. La superficie del tronco se caracteriza por disponer de placas de color grisáceo, separadas por grietas rojizas. Prefiere los suelos arenosos.

Pinus pinea (nombre científico) es natural de toda la franja mediterránea, siendo en la Península Ibérica más habitual en la zona centro y sur. Se desarrolla normalmente en un rango de alturas que van desde el nivel del mar hasta los 1000 ó 1200 msnm, formando bosques monoespecíficos preferentemente en suelos silíceos.
Es una especie de luz (heliófila), resiste muy bien la sequía estival y soporta heladas no muy extremas.



S.R.M.

NUEVOS HALLAZGOS DE ORQUÍDEAS EN TORREJONCILLO

Con la llegada de la primavera, la aparición del sol, el aumento de los termómetros y la ausencia de heladas nocturnas, se produce la esperada floración del campo, árboles y plantas comienzan a emitir ese gran colorido y fragancias, que nos alegran la vista y el olfato.

Evidentemente y como no podía ser menos, las orquídeas despiertan de su estado de reposo invernal y comienzan a florecer, unas en fechas más tempranas y otras más tardías.

Esta primavera estamos de suerte, puesto que han sido halladas en nuestro término municipal, nuevas especies de orquídeas y como no, la existencia de otras, en parajes que hasta el momento no teníamos conocimiento.
Es el caso de la variedad “Orchis morio”, dispersa y ocasional tanto en Cáceres como en Badajoz. En Torrejoncillo, han sido halladas dos plantas de gran tamaño, entre 30 y 40 centímetros, con inflorescencia violácea.

También ha sido hallada un híbrido (es decir, un cruce genético entre especies diferentes de orquídeas). Se trata de “Orchis papilionacea x Orchis champagneuxii". En este caso, se han localizado unas 10 ó 15 plantas de unos 10-20 centímetros.

Entre las habituales, también hemos localizado mayor número de plantas, destacando sobre las demás "Ophrys tenthredinifera", en cuanto a plantas y localización. Dependiendo del terreno donde se dan, son de mayor o menor tamaño, rondando los 10 y los 30 centímetros.

Destaca también, la existencia y localización de un número importante de “Orchis papilionacea”, localizada en diversos parajes y con plantas muy, muy vistosas que llaman la atención a varios metros de su ubicación. Con medidas entre los 15 y los 40 centímetros. Es habitual verla en grupo o de forma individual.
Está catalogada “de interés especial” en Extremadura.

Una especie que también se puede considerar de nueva aparición o localización, (ya que en 2008 fueron localizadas unas 20 plantas y que días después el ganado se comió) es la “Orchis champagneuxii”, localizada en este caso en grupo formado por unas 20-30 plantas de unos 30 centímetros, con flores de color violáceas.

Otra de las especies más frecuentes en nuestra zona son las serapias. En este caso, merece especial mención la “Serapia lingua”, con gran abundancia de plantas y en varios parajes. Es habitual verlas en compañía de otras serapias, siendo su coloración violácea.

Por otra parte, hay que mencionar la localización de tres plantas de “Serapias Cordigera” de unos 10-15 centímetros, de color púrpura intenso y siendo unas de las orquídeas con porte y color más oscuro.

Dentro de esta familia, también hay que mencionar, la existencia de la “Serapias parviflora”, con una existencia más reducida en nuestra zona. Ronda los 10 y los 35 centímetros y se encuentra localizada dispersa.


S.R.M.

La Fuente Salada o Fuente Salá

Se trata de un pozo situado dentro de una caseta con tres bañeras realizadas en mampostería y lucidas de cemento. El agua se extrae a mano y se vierte directamente sobre la bañera, y es utilizada para la cura de heridas, eczemas y llagas de la piel. La gente se lleva envases, como botellas o garrafas de agua para transportar el agua hasta sus casas.

Se encuentra situada en la "Salgada de las Torres", en la carretera que une la localidad de Galisteo con la N-526, cerca de Aceña del Duque, y va bordeando la ribera del río Alagón por su margen izquierda, a unos metros del misma, se encuentran los Apartamentos Rurales “La Salgá”, en una finca privada, pero de libre acceso, pues se encuentra localizada en una pequeña casa, que con el paso de los años se ha ido deteriorando.


Las coordenadas donde está localizada dicha fuente son las siguientes: UTM Huso 29 X 720.350 Y 4.425.800 Alt. 250 metros
La forma de aplicación sobre la piel, es muy sencilla, solo basta con frotar el agua sobre la piel con heridas, eczemas… y repetir esta operación unos días.

El carácter indicativo de cualidades especiales va implícito en su nombre “Fuente Salada”. Posee propiedades dermatológicas, capaz de curar heridas, eczemas, llagas en la piel… aunque sólo por testimonio orales y no estando catalogados en ningún estudio científico. Siendo cierto, en este caso los testimonios y siendo verídicas las propiedades curativas.

S.R.M.

Crucero de Torrejoncillo

En los cuatro puntos cardinales, y marcando los antiguos límites del casco urbano y el comienzo de los viejos caminos, se conservan a día de hoy, las cruces de la calle de Coria, la de Plaza de La Encamisá, la de San Antonio y la de la Carrera, situadas al norte, sur, este y oeste respectivamente.

  • Cruz de San Antonio
Ubicada al lado de la  puerta de entrada de la ermita de San Antonio y construida con materiales graníticos el dintel, y hojalata, la cruz.

  •   Cruz del Pilar

Ubicada en la conocidísima plaza de la Encamisá, destaca por sus figuras y relieves del Crucificado en el anverso y de la Virgen en el reverso. En esta Cruz, la procesión de la Virgen espera a los romeros el día de la Romería de San Pedro, y también el día de la Ofrenda de Flores de La Encamisá alberga una poesía y el paso de las, mujeres, hombres y niño/as ataviados con el traje de torrejoncillana, donde ofrecen sus flores a la Virgen. Junto a la Cruz se encuentra el Monumento dedicado a nuestra fiesta principal, La Encamisá

  • Cruz de la Carrera
Ubicada en la calle con el mismo nombre, construida con material granítico se levanta dicha Cruz, que es testigo del paso de las Cruces y jinetes torrejoncillanos que corren a caballo el día de la Romería, así como del paso de la procesión de la Encamisá.

  •    Cruz de la Calle Coria
Ubicada en la calle con similar nombre, también construida toda ella, con materiales graníticos.
Cuenta la leyenda que en ella se sentaba San Pedro de Alcántara a descansar cuando hacía el camino desde Coria hasta el Convento del Palancar (situado en el Pedroso de Acím, a unos 10 kilómetros).

Ya fuera del crucero que delimitaba las entradas de la localidad, contamos en el casco urbano con varias cruces que también merecen ser nombradas.

  • Cruz Mocha
Ubicada también en la calle Coria y próxima a la Ermita de San Sebastián es una de las más antiguas y deterioradas, se encuentra ubicada dentro de una fachada de una casa privada. Como su nombre indica, dicha cruz está incompleta y solo conserva uno de los palos que conformarían la misma, se desconocen los motivos de la falta del palo que formaría la cruz latina

  •  Cruz de Lata
Situada en las cercanías de la ermita de San Sebastián. El material con que está construida es como su propio nombre deriva, de hojalata.
Según los datos históricos que conocemos, es el origen de los primeros asentamientos humanos en la localidad. Y está situada en una fachada de una casa privada, sustentada sobre unas peñas.


S.R.M.

Las Orquídeas en Torrejoncillo

Las orquídeas son una de las familias más jóvenes, desde el punto de vista evolutivo de las especies; además de ser una de las que tiene mayor número de especies distribuidas por todo el mundo. La mayoría de ellas, se localizan en las regiones tropicales y subtropicales.
En España contamos con 90 especies de orquídeas, de las cuales 44 de ellas, se localizan en Extremadura. Asimismo, en el término municipal de Torrejoncillo, tenemos localizadas 6 especies repartidas en diversos parajes.

Son unas plantas muy curiosas, además de vistosas. La parte subterránea se mantiene viva durante años, renovándose anualmente la parte aérea de la planta. La parte subterránea esta formada por rizomas o tubérculos (patatas), que actúan como órganos de reserva y almacenamiento; de ellos, brotan las raíces, que suelen ser gruesas, carnosas y no ramificadas.

Las hojas, suelen ser alargadas y no pecioladas, dispuestas frecuentemente en roseta basal y con alguna hoja en el tallo, aunque no en abundancia. En la parte superior del tallo, que suele ser delgado y recto, se localizan las flores, con forma de racimo o espiga, más o menos compacta y abierta. La flor es una de las partes más llamativas y características de las orquídeas, diferenciándolas claramente del resto de flores.

La época de floración en Extremadura se extiende desde Enero hasta Noviembre, dependiendo de las diferentes especies, aunque bien es cierto, que la mayoría florecen en primavera.

Como peculiaridad decir, que son plantas hermafroditas, presentado a la vez órganos masculinos y femeninos.
La mayoría de las plantas de esta especie, utilizan la polinización entomófila, es decir, que necesitan la ayuda de los insectos para la polinización.

En alguno de los géneros de las orquídeas el labelo, imita la forma y aspecto de las hembras de las abejas, abejorros y avispas, funcionando como semáforo de atracción visual y olfativo, para la mayoría de estos insectos, ya que además de imitar su forma y aspecto, también desprenden aromas de atracción sexual similares a los que producen estos insectos.

A través de los reclamos visuales y olorosos, las orquídeas atraen la atención de los machos, que al creer que el labelo se trata de una hembra de su especie, intentarán copular, llevándose el polen pegado a su cuerpo, y que depositará sobre la superficie de otra orquídea, a la que si dejará fecundada.

El ovario fecundado madura y se agranda, transformándose en fruto una cápsula que se abrirá y dará salida a las pequeñas y numerosísimas semillas, que en forma de fino polvo, pueden ser repartidas, con la ayuda del viento a grandes distancias. A pesar de ello, las posibilidades de germinación son remotas, ya que depende del tipo de suelo y de la existencia de un hongo simbionte.

Nuestras orquídeas tienen un ciclo estacional muy marcado, sobreviven al verano entrando en fase de reposo (en forma de rizoma o tubérculo), y suelen despertar de su reposo, con el inicio de las lluvias otoñales.

Estas plantas están protegidas y reguladas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Extremadura (Decreto 37/2001, DOE del 13 de marzo), existiendo tres categorías de protección:
  • Categoría “ En peligro de extinción” (Serapias Perez- Chiscanoi)
  • Categoría “Vulnerable” (neottia nidos-avis; dactylorhiza sulphurea; limodorum trabutianum)
  • Categoría “De interés especial” (cephalanthera rubra; dactylorrhiza sambucina; orchis langei; orchis italica; orchis papilionacea; orchis dyris; spiranthes aestivales).
Como he comentado anteriormente, en el término municipal de Torrejoncillo, en primavera (desde finales de marzo, abril y mayo) es posible salir al campo, ver y fotografiar hasta seis especies de orquídeas. Acción que personalmente invito a realizar a tod@s l@s aficionad@s de la naturaleza, ya que son unas plantas muy vistosas y curiosas de ver. Habitualmente hay quien suele confundirlas con la familia de los lirios, pero no tienen nada que ver.
Entre ellas podemos observar las siguientes orquídeas:
  • Orchis Papilionácea L. 
  • Orchis Champagneuxii
  • Ophrys Lutea 
  • Ophrys Tenthredinifera (muy abundante) 
  • Serapias Lingua (muy abundante)  
  • Serapias Cordigera 




                                            S.R.M.

TORREJONCILLO: "VER, SENTIR, RECORDAR"

Torrejoncillo, bello pueblo localizado al noroeste de la provincia de Cáceres, de fácil accesibilidad, situado a 10 kilómetros de la A-66 (autovía Ruta de la Plata), a 60 kms de Cáceres, 45, de Plasencia, 10, de Coria.

Cuenta con unos 3300 habitantes en la actualidad, pero debemos recordar que en el pasado, Torrejoncillo llegó a ser el segundo pueblo más importante de la región, llegando a tener unos 7000 habitantes y estando a la altura de Plasencia.
Torrejoncillo gozó de gran importancia debido a la existencia de numerosas actividades artesanas, como fueron los telares, zapateros, tinajeros, hojalateros, oribes… y que dejaban mucho dinero y trabajo en la localidad.

Actividades que con el paso de los años se fueron abandonando debido a varios factores, como pudieron ser el éxodo de la población rural a la ciudad, falta de innovación tecnológica, abandono de las tareas artesanas por otras actividades.

Una vez dicho esto, proponemos al visitante que no pase de lejos sin ver Torrejoncillo, sin recordar sus tradiciones y oficios artesanos, para ello recomendamos la siguiente ruta cultural y artesana.

Comenzamos pues, en la Plaza mayor de Torrejoncillo, plaza de grandes dimensiones, rectangular y con dos edificios significativos; como son el Ayuntamiento, que data del siglo XIX y la Iglesia Parroquial San Andrés Apóstol, que comenzó a construirse en 1550 y acabando el 1686, aunque a finales del siglo XIX se le añadió una capilla cruciforme y en el siglo XX la capilla bautismal. Majestuosa y digna de ver, con un precioso retablo mayor de estilo barroco, del siglo XVIII y unas pinturas del pintor Juan de Rivera, en la Sacristía.

Una vez visitada la Iglesia, caminaremos hasta llegar al taller artesano de un oribe en el cual podremos ver como se sigue trabajando como antaño, trabajo minucioso y con paciencia que nos recuerda el pasado y el presente.

Debemos pasar pues, por la Plaza de la Encamisá, lugar dedicada a la fiesta más importante de la localidad, La Encamisá (7 de diciembre, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional), para ver el monolito dedicado a la misma y otro de los cruceros que delimitaban las entradas del pueblo, la Cruz del Pilar, destaca por sus figuras y relieves del Crucificado en el anverso y de la Virgen en el reverso.

Continuando nuestro recorrido visitaremos pues, uno de los oficios más curiosos, el realizado en el telar, viendo la ardua tarea que requiere la realización de mantas, alforjas…
Digna de ver y por tanto, visita obligada a la Ermita de San Antonio, edificación popular de medianas dimensiones con un encanto popular del barroco del siglo XVIII, siendo el retablo de estilo rococó, con abundantes rocallas enmarcadas y varios detalles vegetales. A sus puertas se encuentra una de las cruces que albergaba el crucero del pueblo, con el dintel de granito y la cruz de hojalata.

Siguiendo nuestro paseo, visitaremos la Sede de los Paladines de la Encamisá, donde podremos ver faroles, sábanas y demás aperos que los encamisaos llevan el día de nuestra fiesta por excelencia, así como la exposición de cuadros de carteles de la Encamisá.

Seguimos nuestro camino y visitamos ahora a una de las señoras que se dedican a la elaboración del pañuelo de gajo, pañuelo que goza de gran reconocimiento y que es el que forma parte del traje de torrejoncillana. Hecho íntegramente de forma manual.

Pasamos pues, por otro de los cruceros, en esta ocasión por la Cruz de la Carrera, para desplazarnos hasta la ermita de San Saturnino, situada al lado del cementerio.

En nuestro camino hacia la zona norte del pueblo, pasaremos por el antiguo Cine España, de fachada impresionante y que suele pasar desapercibido, seguimos avanzando y veremos la Cruz de la Lata, situada en lo que podría considerarse una de las partes más antiguas y encantadoras de la localidad, considerándose el origen de los primeros asentamientos humanos.  
 
No debemos olvidar pasar por otra de las ermitas, en esta ocasión por la de Ermita de San Sebastián, primera iglesia no parroquial de Torrejoncillo y convertida en ermita bajo la advocación de los mártires San Fabián y San Sebastián, y que tiene un atractivo especial, siendo un claro ejemplo del barroco popular extremeño.

A escasos metros de la ermita, podemos observar la Cruz Mocha, cruz que como su nombre hace referencia solo conserva uno de los palos que conformaría la misma. Incrustada en la fachada de una casa aún se conserva pasando a veces inadvertida para la población

Importante y entretenida visita a los diferentes obradores  que tenemos en la localidad, para ver como estos artesanos, los tinajeros elaboran como antaño piezas de cerámica y barro, parecen no haber pasado los años…

De nuevo visitamos otro de los cruceros, siendo en esta ocasión la Cruz de la Calle Coria, toda ella de granito y que merece especial mención, ya que San Pedro de Alcántara paraba a descansar en ella cuando hacia el camino desde el Convento del Pedroso hasta a Coria y viceversa.

Visita significativa el taller del zapatero, que sigue con la tradición familiar, (siendo la quinta generación de su familia) fabricando zapatos de toda la vida e innovando con creaciones propias; todo ello elaborado como lo hacían sus antecesores.

Saliendo ya del recorrido urbano, nos desplazaremos hasta el Torreón, torre que dio  nombre a la localidad y que tenía como función comunicar las localidades de Coria y Portezuelo ante posibles movimientos bélicos.

Pasaremos pues, antes de abandonar el pueblo, por la Ermita de San Saturnino, situada en una de las entradas del pueblo y justo al lado del cementerio. Fue remodelada, y eliminó unos estribos y espadaña dieciochesca de ladrillo. El retablo mayor es de pequeñas dimensiones y se apoya sobre un banco, donde destacan cuatro mensulones de hojarasca muy carnosa.

Visitaremos también el embalse de Santa María, pantano compartido con Portaje; y en especial la zona de los Patos, declarada zona ZEPA (zona de especial protección de aves) Es una reserva acuática donde conviven especies ornitológicas catalogadas de interés como pueden ser cormoranes, garzas, águilas, cigüeñas comunes y negras, silbón europeo, águila imperial ibérica, águila pescadora, gaviotas…

Una vez visitado el embalse, nos desplazaremos hasta San Pedro para ver la ermita de mismo nombre, edificación de grandes dimensiones, con forma de cruz latina y con un gran atrio a la entrada, cubierto por un techo de madera a dos aguas y con huellas grandes arcos de medio punto en los tres frentes.

En dicho paraje podemos observar dos tumbas no antropomorfas, que no están catalogadas y que desconocemos su antigüedad.






S.R.M.