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Actividad "50 años de Valdencín"

El pasado viernes celebramos, en el salón de "La Abadía" de Valdencín, una mesa redonda en torno a los 50 años de existencia de Valdencín. Judith Santano Merchán moderó la mesa y en ella participaron Jesús Seco, Rocío Ramos y Samuel Martín. Jesús Seco, antropólogo y autor de la tesis "La construcción de la identidad social en los poblados de colonización de la comarca del Valle del Alagón", nos situó en el contexto histórico de creación de estos poblados. Fue una exposición muy enriquecedora, con participación del público asistente completando o certificando datos que él iba dando. Seguidamente tomó la palabra Rocío, la cuál llenó de recuerdos el salón de La Abadía. Llegó muy pequeña a Valdencín, lugar donde pasó su infancia y juventud. En palabras de ella, "pasé unos de los mejores años de mi vida". Así mismo, recordó la convocatoria de reunión que hay programada para el próximo día 27 de diciembre. En ella se reencontraran los hijos de los primeros colonos que hasta las tierras del Encín llegaron. Por último cerró el apartado de intervenciones Samuel, presente y futuro de Valdencín. Impulsor de varias asociaciones de la localidad, nos habló del presente de Valdencín y se basó en la unión como base para un futuro halagüeño. En medio de cada una de estas intervenciones, tomaba la palabra Judith, con esa elegante oratoria que la caracteriza.

Entre todos consiguieron alcanzar los objetivos que la Asociación Cultural de Torrejoncillo se propuso con esta actividad: recordar la historia de Valdencín y hacer partícipes a sus vecinos de las actividades de dicha asociación. Sin duda volveremos por allí. Para finalizar, solo nos queda dar las gracias a todos los ponentes, así como a Reyes por cedernos desinteresadamente su local.

Más de 70 senderistas visitaron las ruinas de San Pedro el Viejo



Intensa jornada senderista la que pudimos disfrutar el pasado domingo. Más de setenta personas decidieron acompañarnos en la visita a la ermita de San Pedro el Viejo. En el trayecto hasta ella, pudimos disfrutar de la dehesa que en estos primeros días de Otoño ha cogido colores primaverales. Al llegar a las ruinas de la ermita, nos pusimos al día de su historia, la cual detallamos a continuación. 



La ermita de San Pedro el Viejo fue mandada construir por San Pedro de Alcántara, en su camino de Alcántara a El Palancar. Su construcción data de mediados del siglo XVI, con una tipología similar a la de otras construcciones de la comarca. Esta tiene unas dimensiones muy notables para tratarse de una ermita situada en un medio natural y nos da a entender que el lugar tuvo cierta importancia en tiempos pretéritos. De ella nos quedan los restos del arco central realizado con sillares. Parece ser que hace no tantos años, sí que se podía ver el arco completo pero debido al expolio, solo quedan los arranques del mismo. En una de las paredes interiores del edificio aún se puede observar un escaso retazo de su enlucido.

Está situada en un lugar estratégico, próximo a los términos de diferentes localidades como son Pescueza, Acehúche, Cachorrilla, Ceclavín y Torrejoncillo, siendo este un lugar donde celebraban algunos de estos pueblos sus romerías. Estas tierras pertenecían a los Duques de Alba y estos permitían celebrar dichas romerías. Siglos más tarde pasaron al conocido doctor Camisón que de la misma manera, seguía dejando realizar la romería. El problema llegó con los descendientes de este, los cuáles dejaron de dar permiso para dichas celebraciones, lo que supuso el declive de dicha ermita y el consiguiente expolio de lo que allí había. Ejemplos de esto pueden ser la imagen de San Pedro el Viejo, que se encuentra en la actualidad en la ermita de San Pedro (Torrejoncillo), o el esquilón de la ermita, que parece ser que no es otro que el de la iglesia de Pescueza.

Después de un descanso y recuperar fuerzas volvimos a retomar el camino de vuelta, para dirigirnos hacia Pescueza, donde dimos por terminada esta ruta, no sin antes echar un buen rato comentando los pormenores del camino.

¡Gracias por vuestra participación!  

Os dejamos con las fotografías de Cristian Moreno y Juan Carlos Herrero 




Porque cada piedra cuenta... "Vía de la Plata y Vía Dalmacia"...

La calzada romana era el modelo de camino que utilizaba Roma para la organización de su Imperio. La red viaria fue utilizada por el ejército en la conquista de territorios, y que, gracias a ella se conseguía movilizar grandes efectivos con una rapidez nunca vista hasta el momento. En el aspecto económico desempeñó un papel fundamental, ya que el transporte de mercancías se agilizó notablemente. Las calzadas también tuvieron gran influencia en la difusión de la nueva cultura y en extender por todo el Imperio la romanización. 

Las calzadas romanas, unían las ciudades de todos los puntos de Italia y, posteriormente, las del Imperio con los centros de decisión políticos o económicos. De ahí, el dicho “todos los caminos conducen o llevan a Roma”.

Los viajes eran sencillos y rápidos para la época, gracias a una organización que favorecía una comodidad relativa para sus usuarios. Pensadas, en primer lugar, para uso militar, serán el origen de la expansión económica del Imperio, y después de su final, facilitando las grandes invasiones de los pueblos bárbaros.

A medida que el Imperio se fue extendiendo, la administración fue adoptando el mismo esquema en las nuevas provincias. En su apogeo, la principal red de carreteras romanas llegó a tener aproximadamente 100.000 kms. Los comerciantes romanos se dieron cuenta de inmediato del interés de tales ejes. A diferencia de otras civilizaciones del Mediterráneo que habían basado su desarrollo casi exclusivamente en sus puertos, los romanos, utilizaron su red de vías en paralelo con su flota comercial. Esto fomentaría los intercambios con el interior del continente y sería el origen de su rápida y efectiva expansión. Regiones enteras se especializaron y comerciaron entre ellas (vino y aceite, cereales, cerámica y productos cárnicos, entre otros)

El proceso de elaboración de las calzadas, comenzaban tomándose la decisión de la construcción. Una vez hecho esto, la delimitación de la ruta era encomendada a los topógrafos, denominados “mensores romanos”. Los topógrafos utilizaban los instrumentos necesarios para el replanteo de las vías romanas, con el objeto de replantar las alineaciones de la carretera.

De forma general, las vías romanas se caracterizan por ser muy rectilíneas en los terrenos llanos. Además, solían evitar al máximo las inmediaciones de los ríos y las zonas inundables. Cuando había que cruzar un río, la vía pasaba por un puente, (construido para tal efecto) que generalmente era piedra. En las curvas, solían ensancharse con el objeto de que permitieran girar con más facilidad los carruajes.

Después de tomar las medidas, los topógrafos señalaban la ruta por medio de hitos. Para completar la preparación del trazado se llevaba a cabo el desmonte y la tala de árboles.

Como norma general, la construcción avanzaba simultáneamente en varias secciones independientes de distancia variable. La construcción se encomendaba, entre otros, a empresas constructoras especializadas cuyos contratos se realizaban por funcionarios autorizados expresamente a ello. En ocasiones colaboraban las legiones, cuando la estructura administrativa civil no estaba aún impuesta en ese territorio.

El proceso de construcción de una calzada consistía en varias fases diferenciadas, que proporcionaba a estos caminos una extremada durabilidad que, en algunos casos, ha permitido que lleguen hasta nuestros días y podamos observar estas autenticas obras de arte.

En las ciudades, las calles solían adoquinarse o bien, se cubrían con losas de piedra dispuestas de forma regular. Llegando este revestimiento como máximo hasta el final de los cementerios situados a las afueras de la ciudad.

El perfil final de la calzada es parecido a un trapecio con los desniveles bastante tendidos, lo que permitía un fácil flujo del agua de lluvia a las cunetas o bien, al exterior del terraplén. 

La calzada solía ir delimitada lateralmente en paralelo por cunetas a ambos lados de la calzada, a unos veinte metros de distancia, que delimitaban la zona que era desarbolada para la explanación y que era lo equivalente al dominio público de la calzada.

Para conocer la distancia recorrida y el camino restante hasta el siguiente lugar de descanso, los viajeros que transitaban por las calzadas disponían de los llamados “miliarios”; que eran unos hitos de piedra de forma cilíndrica y de grandes dimensiones, en los que además de la información propia de señalizaciones viarias se recogían otros aspectos relacionados con la calzada, como eran la época de construcción y el nombre del emperador reinante o las reparaciones realizadas en el camino

La altura total de las sucesivas capas., respecto al terreno principal sobre el que discurría la calzada, era de 2 a 4 pies romanos, variando la anchura de la zona de rodadura entre 4,5 y 8 m según la importancia de la calzada y la dificultad de los lugares que la misma atravesara.

Dependiendo del tipo de material con el que se construían se distinguían en varias categorías: 
  • las “terrenae”, que eran las calzadas de tierra, siendo las más comunes 
  • la “glarea stratae”, era una calzada empedrada con guijarros o pequeños cantos rodados, zahorra 
  • las “silice stratae” eran de piedras de tamaño medio.
La calzada ideal, construida en la mejor época del Imperio, era la que llegaba a las grandes ciudades. Tenía hasta un metro de espesor, y constaba de los siguientes elementos:
  • El “statumen” o cimientos que se adecuaban a las características de la zona.
  • El “rudus”, una capa de cascajos sobre los cimientos.
  • El “nucleus”, directamente encima del rudus, se extendía arena y cal mezclada con cantos rodados y todo ello apisonado.
  • El “pavimentum -summa crusta o summa dorsum”, de losas encajadas con piedras más pequeñas y trozos metálicos. Su superficie, estaba peraltada en las zonas necesarias, y ligeramente abombada, para la evacuación del agua de lluvia.


Además de esto, también había varios tipos o clases de vías, según su importancia, y estas eran las siguientes:
  • Las “viae publicae” que eran las principales vías del Imperio, además de ser las arterias de la red de rutas que unían las ciudades más importantes y destacadas entre ellas. Era el Estado el que podía hacerse cargo de la financiación de su construcción, pero requería una contribución por parte de las ciudades y propietarios de las zonas atravesadas por estas vías que debían garantizar su mantenimiento. 
El promedio constatado del ancho de las viae públicae era de 6 a 12 metros. A menudo llevan el nombre de la persona que inició el proyecto de su construcción 
  • Las “viae vicinales” partían de las vías públicas y permitían unir entre ellas varios pueblos grandes en la misma región. Evidentemente, éstas eran, la mayoría de las vías de la red. La anchura media de una viae vicinalis era de alrededor de 4 metros.
  • Las "viae privatae", unían las principales propiedades, las villae, con las vías vecinales y las públicas. Eran privadas, y por tanto, reservadas para uso exclusivo del propietario, que la financiaba en su totalidad. La anchura media de una via privata era de 2,50 a 4 metros.
Son varias las calzadas romanas que aún se conservan y a lo que a nosotros nos atañe, nombraremos a dos de ellas, que por unos u otros motivos hemos tenido y tendremos siempre presente, ambas son, la Vía de la Plata y la Vía Dalmacia.

La Vía de la Plata: (Iter ab Emerita Asturicam), era un antiguo camino tarteso, que los romanos adecuaron y perfeccionaron para el tráfico de mercancías y personas. La famosa Vía de la Plata, salía de Mérida por el puente del río Albarregas, pasando entre otros municipios, por Aljucén, Cáceres, Baños de Montemayor, Salamanca, Benavente, la Bañeza, finalizando en Astorga. 

Su nombre actual es de origen árabe, ya que cuando éstos invadieron la península, allá por el siglo VIII, la calzada se encontraba en buen estado de conservación y el camino estaba empedrado, “B´lata”. Siguió en uso y en buen estado hasta el reinado de los Reyes Católicos. 

En la actualidad, la nacional N-630 sigue el trazado de la antigua vía romana. Cada 25 millas los romanos instalaron una especie de hospedería (mansio) con servicio de comidas, con cuadras, venta o alquiler de caballos y carruajes, con un destacamento militar.

En el caso de nuestra comarca, el Valle del Alagón, podemos decir que la Vía de la Plata atraviesa territorios del mismo, en concreto, 37 de esos kilómetros, pasando por los términos municipales de Holguera, Riolobos, Galisteo, Aldehuela de Jerte, Valdeobispo y Carcaboso. A lo largo de todo el paso de esta Calzada romana por nuestras poblaciones, los romanos fueron dejando todo un reguero de cultura implícita en su legado de restos de incalculable valor que permanecen aún ocultos, enterrados en su secretos, y otros que fueron apareciendo, la mayoría fruto del expolio de saqueadores del patrimonio nacional, y que hoy se encuentran diseminados por todo el territorio e incluso el extranjero, formando parte de las colecciones de Museos y particulares. La principal huella visible que podemos observar anexa a esta Vía en el territorio de la Comarca del Alagón son los miliarios romanos que existen en la localidad de Carcaboso. En el resto de poblaciones existen pequeños vestigios poco visibles, aunque un profundo estudio de la zona, sin duda, sacaría a la luz numerosos hallazgos que nos sorprenderían. Ejemplo de ellos, sería el caso de Holguera, donde la casualidad hizo que tras una riada provocada por una lluvia torrencial en 1943, el agua desbordó un puente situado en la carretera que une con Torrejoncillo e hizo que el terreno se erosionase y al mismo tiempo arrastase buena parte de la Calzada y quedaran al descubierto restos de construcciones, un mosaico, pequeños utensilios, monedas... En el término de Riolobos podía observarse uno de los puentes romanos que tenía la Calzada en el llamado arroyo del Boquerón del Rivero. Y sobre todo, en Galisteo, pueblo amurallado, la antigua Rusticiana romana, es una de las mansio destacadas del itinerario de esta Vía en el Valle del Alagón y que en la actualidad nos ofrece un variado patrimonio fruto de 2000 años de historia.


La Vía Dalmacia (Vía Dalmatica), era una vía secundaria que partiendo del Puente de Alconétar en el Tajo, unía Coria con Ciudad Rodrigo y Salamanca, atravesando la Sierra de Gata. 

Y, es que, Coria y la Sierra de Gata se transforman en una zona de tránsito y en nudo de caminos, ya que a través del Puerto de Perales pasaba la calzada que desde Turmulus (Alconétar) al Puerto de Perales por Caurium comunicaba, aparte de otros espacios de esta región, con la Mirobriga (Ciudad Rodrigo) de los vetones. Se trataba de un ramal de la Vía de la Plata (con la que conectaba por la mansio Rusticiana), que en la Edad Media pasó a ser conocida como la Dalmacia. La profunda romanización que de todo ello se infiere se plasma en la construcción defensiva de la Ciudad con sus murallas del Bajo Imperio o en los restos que aún a día de hoy, se conservan de su acueducto. El nombre de Portezuelo lo toma el municipio del puerto por el que cruzaba la calzada de la Dalmacia en época romana, que unía Coria y Alconétar. Las localidades de Gata, Villasbuenas de Gata, Cilleros, Moraleja o Torrejoncillo son núcleos que jalonan esta ruta y que con toda seguridad fueron refundados en villae y explotaciones romanas aprovechando asentamientos primitivos de culturas anteriores. 

Torrejoncillo era un punto estratégico primordial en el sistema defensivo de la calzada Dalmacia que serviría de enlace con el más que probable baluarte romano que ya existiría en Portezuelo. De aquí el nombre de Torrejoncillo, que significa “torre pequeña”, y que hace alusión a la que sin duda debió de existir en la zona. Esta idea viene reafirmada por los restos que se conservan en la Dehesa Boyal y que, según los más antiguos del lugar, pertenecían a un antiguo torreón, como supone el autor Florencio Javier García Mogollón, en su libro “Torrejoncillo, el arte en la parroquia y ermitas”.

Tanto la parte de la “Vía de la Plata” que transcurre por el territorio del Valle del Alagón (como antigua vía prioritaria), como “la Calzada Dalmacia” (como antigua vía secundaria), se encuentran en la actualidad convertidas en auténticas rutas de senderismo, señalizadas como tales, (SGR Vía de la Plata y SPR AL9 Calzada de la Dalmacia).
Desde hace unos años, la palabra Dalmacia forma parte del vocabulario habitual de muchos torrejoncillanos, dado que se ha asignado dicho nombre al Instituto de Educación Secundaria y es posible, que muchos de nosotros no hayamos caído en la cuenta, bien por desconocimiento o bien por indiferencia, a que es debido a esta bifurcación de la Vía de la Plata, que pasaba muy cerca de nuestro término municipal.

S.R.M.

Aquellos comercios de antaño...

     Decía Mª Victoria Atencia, poetisa que figura entre mis lecturas de cabecera: “Escribo para oír lo que me importa: / el mar, el viento, el tiempo, los silencios”. También yo escribo para eso, para fijar las cosas que han quedado atrás en el recuerdo, porque recordando, recupero todo aquello que fui y que no quisiera perder por muchos años que tengan que pasar.  Y recordando, sobre todo, recupero la memoria de aquellos seres queridos y añorados que ya no están a mi lado, o que están, pero de otra forma.

     Y recordando, hoy he recuperado la memoria de mi madre cuando me mandaba al comercio de “Tía Herminia Taconea” a comprar un cuarto de aquellos fideos que venían enrollados en un paquete de papel y que luego había que picar con las manos. Yo iba sin rechistar, no había nada que me gustara más, porque luego, claro, había recompensa: algún caramelito o algún chicle bazoka, que me regalaban por buena y por guapa la Chon y la Leandra, las hijas de Tía Herminia. Esta escena sucedía a finales de los sesenta; y aprovechando que en mis recuerdos de hoy aparece el comercio: ¿Se imaginan ustedes la cantidad de comercios que había en el Torrejoncillo de 1950? ¿Les apetece hacer un viajecito con la imaginación, completamente gratis y sin moverse de sus casas? ¡Pues, comenzamos!
     Primero el tapeo, que se nos arregle un poquito el cuerpo. Aquí , en el “Café Valencia” podrán saborear unos vinos de la mejor cosecha y unos aperitivos muy variados. Y si alguno está de paso por el pueblo y no tiene donde alojarse, lo mejor, “El Parador de Castilla”, de Doña Martina Méndez, donde se prodiga a todos los clientes un trato excelente.
¿Y qué me dicen del exquisito zumogás al natural que fabrica don Dalmacio González Sánchez en su fábrica de gaseosas?, aunque las gaseosas y sifones de Don Julio Galán no tienen nada que envidiar.  Si lo prefieren, pasen al Bar Moderno de Don Alejandro Gil. Prueben los vinos de cosecha de Don Francisco Ramos, y en el Bar Sereno, podrán encontrar vinos de cosecha y aperitivos; y por supuesto, no dejen de entrar en el Bar Luis, ni tampoco en el de Don Pedro Rodrigo, que con su buen hacer ofrece a sus clientes vinos, café y Licores. En el de Don Pedro Corcho degustará usted vinos, refrescos y gaseosas; en el Bar Curro, cafés, vinos, licores y aperitivos. ¿Que no hay quien dé más? ¡Sí, hombre, sí, en el Bar Molero, todo lo anterior y cervecita!
     ¡Bueno, bueno, señores, vamos a cambiar de establecimientos porque si no voy a acabar trastocando las letras, y eso no queda bien!
     ¿Sabían ustedes que por aquellos años había una Academia “La Purísima” en la que preparaban para Bachillerato, Oposiciones de Magisterio y otras preparaciones especiales? Y saquen ustedes la entrada, porque en el Cinema Lasi  se ofrecen las mejores películas de la temporada: Aquellos años del cuplé, Sueños de Oro, Anastasia ( y entre paréntesis, por si alguien no sabía entonces y alguno se me ha despistado con el tapeo, Anastasia era nada menos que la “hija del zar de Rusia”), Mari Cruz, Calle Mayor, Maravilla, Fedra, Santos, “El Magnífico”, La Faraona: ¿Dónde verán ustedes una película de su agrado, y pasarán un buen rato? …No lo duden, en el Cine Lasi.

      Ésta que ustedes ven aquí es la imprenta de Don Benito Blasco, que tenía una vidilla que para qué; confeccionaba dispositivos para propaganda en los cinematógrafos, hacían pay-pays, cargaban bolígrafos y los arreglaban: ¡Anda que no ha cambiado nada la cosa, hoy ni cargamos los bolígrafos ni los arreglamos, a la basura y a por otros! Y si necesitan algo de Librería y Papelería, pasen a Librería Gil.
     ¡Atención las amas y amos de casa, porque ha llegado la hora de hacer la compra! Primero los comestibles y que nadie se me despiste. ¡Vamos, vayan cogiendo la vez!
     Los Ultramarinos Finos y Explosivos de Doña Presentación Lorenzo les ofrecen una gran variedad de productos y a muy buen precio. Don Narciso Martín fabrica unos embutidos para perder el sentido y mandar el colesterol a cierto sitio. Y el pan de pueblo, rico y tierno, en la Panadería de Gómez, en la Panadería San José, o en la de Peguero.
     Por favor, no se me acumulen y pasen algunos a los comestibles de Don Emilio Martín Gil, o a los de la Viuda de Emilio Clemente que no desmerecen; o a los de Don Demetrio y Don Francisco Rodilla. En los ultramarinos de Don Cipriano Moreno podrán encontrar además radios, máquinas de coser y toda clase de muebles, pero no me sean manirrotos y vigilen de cerca el monedero, que no está la cosa como para hacer dispendios. Aquí, Don José Sánchez Peguero, les ofrece comestibles de muy buena calidad y también un taller de carpintería. Para carne buena y fresca, la de Don Eulogio Rivas, sin duda, sí, sí, usted el de la barbacoa… y, señora, los huevos para la tortillita en casa de Don Miguel García, el mejor en compra-venta de aves, huevos y caza.
     Pero, ¿que todavía hay quien se lo está pensando? ¡Pasen, vean y compren en los Coloniales de Don Vicente Petrón y en los ultramarinos de Don Pedro Eloy Gil! Y las frutas, háganme el favor de no dudarlo, las mejores, las de Don Vicente Estévez León… Perdone, ¿que tiene usted que hacer la limpieza? Pues pase, pase usted a la Ferretería y Droguería “La Sorpresa” de Don Ángel Núñez Iglesias, que le ofrecerá toda clase de pinturas preparadas, esmaltes, barnices, brochas de todos los precios y calidades, y que tiene existencias de pinturas y tintes domésticos a precios antiguos, lo que le supondrá una economía de la mitad del precio actual. Y ya que entra, señora mía, échele un vistazo a los jabones, las colonias y las esencias….irressissstibles… Que no, que aquí no hay de eso, los baldosines y los materiales de construcción los encontrará usted en el Almacén de Don Julio Llanos Corcho, y si el señor es listo y compra allí, ¡le obsequiarán con sellos Comprygane!
     ¿Qué, ya se me están cansando? ¡No esperaba yo esto de ustedes! ¡Pero si ahora nos vamos de ropa y complementos, con lo que nos gusta esto a las mujeres y a algunos hombres también, que lo sé de buena tinta!
     Por favor, las guatas aquí, en “La Guatera Torrejoncillana”, calidad y buen precio. Las mejores mantas de guata las fabrican los Llanos Núñez y Muelas; en “La Pura”, encontrarán tejidos fabricados manualmente, artesanía pura: colchas, mantas, alforjas de lana y algodón, con grandes novedades en dibujos; todo ello, fabricado por el Hijo de Don Juan Díaz Cordero. Tejidos de artesanía también, en el comercio de la Viuda e Hijos de Don Vicente Moreno, y en “La Casa de los Calzones”.
     ¿Que a usted lo que le gusta es el traje a medida? Acompáñeme, por favor, ¡será por Sastrerías! Pase y elija: Sastrería y Pañería de Don Julián Vergel; Sastrería de Don Manuel Vergel, Sastrería de Don Daniel Vergel, Sastrería Santos… Nada, tómese medidas con tranquilidad… y los demás, continuemos con la moda y los complementos: Vamos a entrar a los Almacenes “El Progreso” que tienen un poco de todo, como en botica: tejidos, paquetería, confecciones, sombrerería, cerámica de ladrillería y tejas. Y… hablando de Boticas: las de Don Abelardo Herrera y Don Pantaleón Hernández, que era además el Inspector Farmacéutico en la época.
     Y sigamos por “El Palacio de las Golondrinas”, almacén de tejidos, paquetería y confecciones de toda la vida: ¡Qué nombre tan bonito! ¿No les parece?... Pero sigamos adelante, que no quiero ponerme sentimental. Éstos son los tejidos y paquetería de Don Francisco Núñez Lázaro; éstos otros, los de Don Pedro Serrano; éstos de aquí, los de Don Cromacio Llanos, el de acullá, es el comercio de Don Francisco Díaz Sánchez que, además de tejidos, ofrece a sus clientes ebanistería y carpintería. Don Jesús Robledo, les ofrece tejidos y paquetería; la Viuda de Don José Vidal Bueso también les ofrece lindos tejidos y otra Viuda, la de Don Aurelio Santos, además de regentar un comercio de tejidos, es corresponsal del Banco Español de Crédito.
     Y ahora que ya estamos bien vestidos, vamos a por un buen par de zapatos, o más, porque ¡será por zapaterías y fábricas de Calzado?: Don Gabriel González, les ofrece Calzados, Guarnicionería y Almacén de Curtidos; Don Eloy Iglesias Gil fabrica un calzado de excelente calidad; la misma que ofrecen las Fábricas de Don Francisco Testón, la Viuda de Don Olegario Bravo; Don Emilio Petrón; Don Emilio Vergel; Don Pedro Hernández Moreno; Don Maximiano Martínez; Don Raimundo Gazapo; La Viuda de Don Eleuterio Sánchez; Don Pedro Bueso…
     ¿Agotados? La verdad es que es para estarlo, anda que no había comercios allá por 1950, para dar y tomar. Y aún no hemos terminado, aunque esta última parte de la visita, les dejo que me sigan desde el sillón, que no los veo ya para muchos trotes.
     En el Torrejoncillo de 1950 había varios Molinos y Fábricas de Pimentón, como los de Don Saturnino Bellot y Don Alejandro Sánchez; Ebanisterías como la de Don Agapito Gutiérrez, la de Don Gabriel González o la de Don Germán Jiménez; Talabarterías como la de los Hijos de Don Bonifacio Sánchez. Don Julio Llanos Corcho, regentaba una Fábrica de baldosines hidráulicos y de materiales de construcción; Don Filadelfo Gil, tenía una Carpintería Mecánica; Don Amado Izquierdo y Don Santiago Gil administraban sendas empresas de alquiler de vehículos; Don Julio Galán, una empresa de muebles. Para Relojerías, la de Don Pedro Solana; Platería y Filigrana Artística, la de Don Arsenio Moreno; una Prensa Hidráulica para la extracción de aceite y orujos grasos, propiedad de Gutiérrez y Jiménez; Don Isidoro Oliva Terrón, un Taller de Herrería….y otros muchos que se me pasarán porque no tengo noticia de ellos.
     Y bien, hasta aquí hemos llegado…que no, señora, que no, que no me debe nada, que esto ha sido gratis… y que nadie se me queje esta semana porque os he llevado de compras y sin gastaros un euro, ¿o quizá debería decir una peseta?…y es que no hay nada más barato que poner a funcionar la imaginación.

     Mª José Vergel Vega    

Valdencín: pasado y presente...

Valdencín es una pedanía del municipio de Torrejoncillo, situada a unos 6 kilómetros del mismo y que cuenta en la actualidad con unos 500 habitantes.

Fue fundada en los años 60 como poblado de colonización, dentro del plan de regadío de las vegas del río Alagón.
Debe su nombre al valle y arroyo del Encín situado en los aledaños de la población. El arroyo del Encín, afluente del río Alagón  nace cerca del Monasterio del Palancar (Pedroso de Acím) y pasa por Valdencín.

Valdencín surge, igual que otros pueblos de la geografía española, como fruto de un momento político y económico de la historia contemporánea de nuestro país. Ese momento no es otro que las décadas de los años 50 y 60, cuando se pone en marcha a través del Instituto Nacional de Colonización (posteriormente denominado IRYDA, Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario) una política colonizadora basada en la redistribución de zonas regables y la creación de nuevos núcleos urbanos. Para ello se impulsó una política hidráulica, ya iniciada anteriormente, para crear canales y acequias que convirtieran las tierras en zonas aptas para los cultivos de regadío.
De este modo, el medio se fue transformando a la par que sus nuevos habitantes llegaron, procedentes  en su mayoría de Torrejoncillo.

Historia y creación de Valdencín.

El pueblo fue construido en tres fases, empezándose sobre 1964 aproximadamente:
-         1ª fase: 84 casas
-         2ª fase: 40 casas
-         3ª fase:  6 casas

El 27 de marzo de 1967 se sortearon las parcelas en lo que hoy es la Cooperativa Santa Teresa de Jesús. Previamente, las familias habían solicitado al Instituto Nacional de Colonización y Desarrollo Rural (posteriormente conocido como IRYDA, Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario)

Estando aún el pueblo en la primera fase de construcción empezaron a trasladarse los primeros colonos, unas 25 familias, que se fueron a vivir a las parcelas, construyendo unos chozos y alojándose allí, mientras estaban acabando de construir las casas. Estas familias estuvieron dos temporadas (1967 y 1968) viviendo en los chozos, mientras terminaban sus casas.
Estos chozos eran de grandes dimensiones y pasaban allí tanto la época invernal como la veraniega.
Había familias que incluso hacían lumbre y cocinaban dentro de los chozos, si las condiciones metereológicas impedían hacerlo fuera. En el exterior tenían estancias preparadas para los animales, vacas, cabras, gallinas y demás, además de un lugar para cocinar.
Los comienzos fueron difíciles, ya que el pueblo aún estaba en construcción, las calles estaban levantadas y no había luz eléctrica ni agua corriente.
Ya, en 1968, IRYDA, les facilitó a estas familias los graneros, de lo que en un futuro serían sus casas, para que abandonaran los chozos de las parcelas y se trasladaran a vivir allí. En ese mismo año, se acabaron las casas y fueron entregadas a los colonos.

Las pertenencias o “lotes” que se facilitaron a cada colono consistían en  casa, parcela de tierra y pabellón de la parcela (construido posteriormente, en 1973). Las casas contaban con salón, cocina, despensa, tres habitaciones, cuarto de baño, granero, guarda-carros, cuadra, corral. Posteriormente se  añadió en el corral, cocina con chimenea, palomar y corralás de los lechones. En total, las casas tenían unos 670 m², aproximadamente. Había casas de planta baja, aunque la mayoría eran de dos plantas.
El “lote” estaba tasado en un precio que el colono debía devolver con intereses a largo plazo. Los lotes había que solicitarlos previamente al IRYDA. Los criterios preferentes para que la solicitud fuera aprobada eran: ser trabajador del campo, asalariado y sin tierras propias. También se daba preferencia a los emigrantes españoles en el extranjero.

Evidentemente, no se le dio nada gratis a nadie, los colonos pagaban una renta anual por las pertenencias que se le habían facilitado, era una cantidad baja, que rondaba las 10.000 pesetas anuales. Aunque, durante los primeros años, se pagaba un 1% de la cosecha. Para valorar lo que se debía pagar, iba el guarda y el mayoral y aforaban (valoraban) la cosecha, y conforme a la misma, se pagaba la cuota correspondiente.

Las parcelas tenían diferentes extensiones que iban desde las 6 a las 11 hectáreas, y dependiendo de las dimensiones y el terreno, las parcelas tenían tierra de secano y regadío (siendo de secano una o dos hectáreas de las mismas).
Los pabellones, construidos por IRYDA en 1973, los había también de diferentes dimensiones, de hectárea o hectárea y media, con tres y cinco agujeros.
Anteriormente a la construcción de los pabellones, en cada parcela, los colonos construyeron unos chozos para guardar sus aperos y herramientas.
También se facilitaron vacas y árboles frutales para quien quería sembrarlos. Las vacas había que pagarlas o devolver una cría.
Había casas de colonos y casas de obreros, éstas últimas con cuadra, corral y granero, más pequeños que las de los colonos, también contaban con corralás o piconeras.
Asimismo, había casas que pertenecían a personas que no eran colonos, como era el caso, de la casa del mayoral, el guarda, el alguacil,  los maestros, casa del cura y el médico.

El pueblo contaba con unos servicios o edificios comunes que eran los siguientes: Ayuntamiento, Iglesia de Santa Teresa de Jesús, Sesión Femenina, Club Juvenil, Club Parroquial, Cine, panadería, bar y comercio, escuelas, almacenes y corrales de la Cooperativa, Parada de Caballos, cementerio (construido posteriormente, sobre 1971/72) .

La sesión femenina (ubicada en la enfermería y dependencias actuales taurinas) era un lugar de reuniones y actividades para mujeres, pero que realmente no llegó a funcionar mucho, ya que se utilizaba para guardar la ropa y material deportivo.

La parada de caballos (ubicada en lo que hoy es la nave de la cooperativa), tampoco llegó a tener mucha utilidad.

El club juvenil estaba al lado de la sesión femenina, era una sala que contaba con billares, mesa de ping-pong, juegos de mesa (ajedrez, damas, parchis…), tenía una barra de bar en la que inicialmente no se vendía alcohol, solo refrescos, pero que con el paso del tiempo empezó a venderse.
Para acceder al club juvenil tenías que hacerte socio y abonar una cuota.
La Iglesia fue uno de las últimas construcciones que se hicieron en la primera fase del pueblo, incluso, los colonos tuvieron que aportar su granito de arena, descargando la imagen de Santa Teresa para depositarla en el interior del templo.

Las escuelas estaban situadas donde está el actual “CEIP Entre Canales”, había cuatro aulas o escuelas y dos maestros. La jornada escolar era partida, mañana y tarde; aunque cuando venía la época de cosecha, los “muchachos” dejaban de asistir a la escuela para ir a la siembra.
Se impartía hasta octavo curso de EGB. Como anecdótico destacar que cuando llovía, las clases se suspendían, puesto que los maestros no podían llegar a Valdencín, provenientes de Torrejoncillo, dado que el arroyo Encín saltaba e impedía el paso al pueblo. Obviamente, las dependencias escolares no contaban con ningún tipo de calefacción, braseros o cualquier otro medio de calor.
El primer curso escolar fue en 1968/69.

Los niños/as antes y después de ir su jornada escolar, debían desempeñar sus tareas correspondientes (ordeñar vacas…)

En mayo de 1969 instalaron la luz eléctrica en las casas y años después, se instaló el alcantarillado y el agua (1973), cuando hablamos de agua, nos referimos, a agua fría, en ningún caso agua caliente, que fuera incorporada con posterioridad.
Cuando montaron el agua, se instaló un grifo en la plaza del pueblo, frente al Ayuntamiento, donde la gente iba con cántaros a por agua.
Antes de instalar el agua, la gente iba al pozo del arroyo Encín (localizado unos metros antes de entrar en Valdencín), o bien la recogían de las canales (tejados) cuando llovía, o bien iban al canal general con cántaros a recogerla.

En lo relacionado a la adquisición de alimentos básicos y demás, hay que decir, que al principio no había ningún comercio en la localidad, había que desplazarse hasta Torrejoncillo para comprar pan y comida para toda la semana, a elaborar dulces y lo necesario, dependiendo de cada familia.
Posteriormente, un señor se desplazaba hasta Valdencín con un burro y su carro para vender comestibles. Con el tiempo, también se empezó a vender pan por las calles, así como,  en los portales del ayuntamiento, se ponía un señor vendiendo zapatos hasta que se abrió el primer comercio allí.
También iban vendiendo vino por las casas con una mula y un carro.
No había farmacia ni consultorio médico, las medicinas las llevaba la señora de la tienda a su comercio  (Tía Rosa) y el médico se desplaza a Valdencín, dos días a la semana para pasar consulta (donde actualmente está localizado el consultorio médico).

Sobre el año 1972 hubo una gran crisis en el pueblo, debido a varias causas, entre ellas, unos años climatológicos bastantes malos y el inconveniente de que el Estado obligaba a los colonos a convertirse en autónomos, con lo que ello conllevaba en aquella época (gastos derivados y la negativa de que no entraban servicios sociales, como médicos, medicinas…). Por estas razones, fueron muchos los colonos que optaron por abandonar las parcelas y volverse a Torrejoncillo. Dichas parcelas, fueron sorteadas de nuevo y asignadas a otras familias.

Aproximadamente sobre 1972/73, se hicieron las cocinas y corralás de los lechones, ubicadas en el corral de las casas.

A partir del 1973, iban empleados del Banco Central una vez a la semana por la noche por si las familias necesitaban de sus servicios. Años después, se sumó Caja Extremadura.

En 1974, los colonos decidieron crear una cooperativa, la Cooperativa Santa Teresa de Jesús, ubicada donde está actualmente, a las afueras del pueblo. Cuando se puso en funcionamiento la cooperativa, también se abrió un comercio allí.

Vida laboral y tareas cotidianas.

A la parcela y en las tareas del campo, participaba toda la familia, desde padres a hijos/as, como se solía decir, desde el más pequeño hasta el más grande. Fueron épocas duras, en las que la vida social y diversión eran mínimas, ya que primero estaba el trabajo y después lo demás. La juventud cuando acaba sus faenas, se desplazaba hasta Torrejoncillo en bici, moto o simplemente caminando, para disfrutar de su tiempo de ocio.

En las parcelas, los primeros años, se sembraba sobre todo, algodón y maíz, para en años posteriores, pasar a sembrarse pimientos, tomates, pepinos, tabaco…, cada colono sembraba lo que quería.
Las semillas durante los inicios, eran facilitados por IRYDA, posteriormente se compraban a multinacionales a través de IRYDA, o bien se compraban en el Sindicato de Torrejoncillo.

Las cosechas recogidas se vendían a compradores de los pueblos de los alrededores, así como el algodón a grandes compañías (Cicofan y Cepansa), y también había unos murcianos que venían a comprar los pimientos.
La leche ordeñada de las vacas y cabras, se llevaban a la plaza del pueblo y venía un camión de Clesa a recogerla.

Los primeros adelantos tecnológicos no tardarían en llegar a la localidad, llegando la primera televisión en 1969, el primer coche llegaría a Valdencín sobre el año 1973 y el primer tractor sobre 1971/72.

Vida social y fiestas en Valdencín.

Los jóvenes, una vez terminadas sus tareas y obligaciones, se reunían en los portales para hablar, divertirse y pasar su tiempo de ocio. Tenían varios lugares de reunión (“el portal del mentiroso”, “el matacan”)

Para hacer el baile de los domingos, los jóvenes tenían que poner 25 pesetas al mes para realizarlo. Se llevaba a cabo en una de las casas de la Cooperativa y se realizaba con un tocadiscos.
Podría considerarse como una especie de asociación. Con el dinero recaudado se compraban los discos y evidentemente, solo podían entrar al baile, los asociados.

Una vez o dos al año, iba un circo para los niños y jóvenes locales, se instalaba cerca de las escuelas, donde hoy está la nave.

La fiesta importante del pueblo tenía lugar el 15 de octubre, día de la patrona, Santa Teresa de Jesús.
La fiesta consistía en misa, procesión por el pueblo, convite y juegos populares, como carreras de sacos, de burros…
Las fiestas eran organizadas por el pueblo, había una Junta Rectora, que así se denominaba (eran las personas que se encargaban de los preparativos).
El primer año  se realizó el convite en la Sesión Femenina y en el Teleclub (Bar de la Iglesia), el baile. En este caso, las bebidas fueron gratis para los asistentes.

Los años sucesivos, se hicieron en el Cine-cafetería (actual dependencias del Bar Abadía), para acabar realizándose en los almacenes de la Cooperativa.
Los primeros años, se encargaban los mayores, pero años posteriores pasó a ser tarea de los jóvenes.
Se empezaba por ir cobrando una cuota casa por casa (destacar la masiva participación del pueblo).

En 1978, se hizo por primera vez toros y vacas en la localidad.

En cuanto a las celebraciones familiares, decir que el primer bautizo que se realizó en Valdencín fue en 1969, aunque no se estilaba hacer ningún tipo de celebración o convite, en cambio para las comuniones, bodas y quintos, sí.
Las nochebuenas, eran celebradas por los jóvenes en algunos graneros de las casas.

Los quintos eran muy festejados en la localidad, de forma similar que en Torrejoncillo, por aquella época.

También era habitual y muy extendida, la celebración de “La velá”, el 19 de enero. Sacaban entre los vecinos, vino y algo de comida, aunque mayoritariamente bebida; era habitual cantar la rosquilla, como  se realizaba en Torrejoncillo.

El 18 de julio, el Día de Santiago (25 de julio) y el Día de Nuestra Señora (15 de agosto) era muy habitual ir a pasar el día a la Aceña del Duque.

Arquitectura popular de Valdencín

Sus calles son anchas, rectas y perimetrales. Su diseño urbanístico es muy racional, disponiendo de generosos espacios ajardinados, ocupando el centro de la población los edificios político-administrativos, sociales y religiosos, como el Ayuntamiento y la Iglesia de Santa Teresa de Jesús. Siendo la arquitectura de trama regular, plaza central y casas todas similares, con fachadas enlucidas blancas y de una o dos plantas.

Merece ser destacada, la utilización de materiales autóctonos y la esencialización con la que se acercó a las soluciones arquitectónicas, libre de formalismos, de igual forma destacar la naturalidad con que su obra se arraiga al lugar y su intemporalidad; sus pueblos, si se construyeran ahora, cincuenta años después, con unas técnicas similares, seguirían expresando una rotunda modernidad.
Estos pueblos de colonización, son una magnífica síntesis entre ocupación del territorio y creación de un nuevo paisaje, en el que esbeltos campanarios nos revelan la presencia humana. Constituyen, asimismo, una importante experimentación arquitectónica que busca el sutil equilibrio entre lo urbano y lo rural, a través de la modulación y repetición de tipologías rurales agrupadas en abstractas secuencias de volúmenes con clara vocación urbana

Situación actual de la localidad.

A día de hoy y desde hace ya varios lustros, la situación de Valdencín ha cambiado muchísimo, dado que son pocos los colonos iniciales que aun sobreviven y pocos, los que siguen explotando las parcelas que se les facilitaron.

Fueron muchos, los que con el paso de los años, optaron por vender sus parcelas, mantener las casas, vender ambas cosas, o abandonar sus casas para desplazarse a grandes ciudades.
Vinieron tiempos difíciles para el campo y la gente optó por dejar la agricultura y dedicarse a la construcción.

Las típicas casas encaladas de colonos continúan en muchos casos conservando su arquitectura y distribución iniciales, aunque si bien es cierto, que muchas han sufrido remodelaciones en las estancias, cambios en las fachadas con la introducción de ornamentos, como piedras de pizarra, baldosines…

Las casas de nueva construcción nada tienen que ver con las casas de los colonos, siguiendo tendencias actuales y no guardando el tipismo que le caracterizaba.

En la actualidad, se cuenta con nuevos servicios comunes públicos, como pueden ser, consultorio médico, casa de cultura, piscina municipal, pista polideportiva, pabellón de deportes municipal, picadero de caballos, cabina telefónica.

En cuanto a servicios privados, cajero automático, dos comercios, estanco, dos bares, un ciber, tienda de la cooperativa, casa rural, fragua.

Las fiestas y la vida social, como todo lo demás, han cambiado bastante, aumentando el número y variando la forma de las mismas.

El día 15 de octubre, día de la patrona, sigue celebrándose misa, procesión y convites; aunque se ha modificado, ya que años anteriores, durante estas fechas se realizaban festejos taurinos.
Día de la Esperanza, último fin de semana de mayo, celebrándose misa, procesiones y convites.
La Velá, celebrada el 19 de enero, hoguera donde los vecinos aprovechan para comer y beber.

Carnavales, organizados por asociaciones locales en colaboración con el ayuntamiento de Torrejoncillo.
La Romería, celebrada el Sábado Santo y de reciente pero aceptada creación.
Toros en Valdencín, tercer fin de semana de julio, donde se realizan diferentes festejos taurinos. 


(Datos facilitados por Jose Pedro Martín y Miguel Ángel Rodrigo, hijos de colonos)


S.R.M.

El torrejoncillano: nuestra "fala particular"

Por todos es sabido como hablamos en nuestro querido pueblo, Torrejoncillo. Es una costumbre como otra cualquiera que no deberíamos perder y por supuesto, no debemos de avergonzarnos de nuestra “fala particular”. 

No se trata de incultura, simplemente de una tradición que debe pasar de padres a hijos y que tenemos que mantener; puesto que es algo característico y típico de Torrejoncillo.
Bien recuerdo las palabras de uno de mis profesores “una persona culta es aquella que es capaz de cambiar de registro dependiendo de la cultura que tenga la persona con la que estás hablando”, si esto lo aplicamos a nuestra “fala”, vendría a ser que cuando hablamos con alguien que habla torrejoncillano, nosotros debemos adaptarnos, pero si por el contrario, esa persona habla castellano, nosotros nos adecuamos a la misma.

El habla torrejoncillano se caracteriza entre otras cosas por utilizar los diminutivos extremeños “-ino” (chiquinino), “-ina” (puertina); con la peculiaridad de que las palabras terminadas en “-o” y “-e”, nosotros tendemos a convertirlas en “-u” (toru, en lugar de toro) y en “-i” (cochi, en lugar de coche)

Tendemos también a acortar ciertas palabras además de ponerles nuestro acento típico, como son: todo (tou), nada (ná), miedo (mieu); y así, infinidad de palabras.

Pero, sin duda por lo que más destaca nuestra forma de hablar, es por esas típicas palabras o expresiones que nos caracterizan y que muchas veces, no existen o se dicen en otros lugares. Entre las expresiones, voy a destacar algunas de las más populares:
-         chá ke bobá
-         arrascal pa echal
-         a qué ton

Entre las palabras:
-         acutal: guardar el sitio
-         apañau: alguien que tiene soluciones para todos
-         gentinosu: enfadado, de mal humor

Podemos consultar más expresiones y palabras torrejoncillanas en la siguiente dirección: http://diccionariotorre.blogspot.com/

                        S.R.M.

Asimismo, os dejo con un poema escrito en el libro de la Romería, cuyo autor  tiene recogida de una forma muy explicativa nuestro lenguaje particular.


AQUÍ HABLAMOS ASINA


Si no te quieren creel, pa decilti a ti no. 
Te dicen con mucha guasa, esu no, AQUÉ TON.

Porque nos sali del alma, y no andamus con mandingas, 
también solemos decil, BAMUS ANDA

Si preguntar tu por alguien, o, desde la puerta llamas. 
No nombras, a la persona le dicis, ANDI ANDAS.

A, cosas de poca importancia, o mas bien alguna Bobá, 
aquí solemos decil, esu, es ARRASCAL PA ECHAL

Cuandu quieris que se enfrien, porque está mu calienti. 
Decimus sacalo al frescu, pa que le dé, el RELENTI

Si me llevu lo que hay, y lo deju bien pelau. 
Decimus ya se acabó, ya queda bien ARRAMPLAU.

Si te sacan a la calli, porque te has colau. 
No te dicen que te hechan, dicien que te han AVENTAU

Pa sacali punta, al lapis y con él, podel pintal.
Dicimus estu ya no escribi, y lo tengu que AGUZAL

Cuando tu estas borrachu, y estas que ya no te enteras.
Solemos decil, nosotrus, tienis buena BALAGUERA.

Peru si te da lo mismu, que se enterin en la aldea. 
Nos expresamos diciendo, me da igual, AYABEA.

Si sientis venil alguien, o notas que han llamau. 
Le contestas tu diciendo, es que te he BARRUNTAU

Y, si pregunta, por ti, o te dicen qué tal estas. 
Tu le contestas diciendo BELEÍ, REGULAL.

Cuandu te cabreas muchu y te ponis comu un chinche. 
Te dicen veti de aquí, que no queremos BOCHINCHI

Peru si eris buena persona, y también eris formal. 
Te ponin el sobrenombre. Que tu eris buen CACHICLÁN.

Al que es un pocu ariscu y todu le sienta mal. 
Le decimus en el pueblu, erus comu un CHICHI PAN

Si una persona habla muchu y no calla ni pá Dios. 
Le decimus cierra el picu, que tu, heris mu CHARRIÓN

A los altramuces que nos daban en los casorios, 
comu buenos Torrejononcillanus, aquí los llamamos CHOCHUS

Cuandu tienes algu rotu y ya no puedes arreglarlu, 
te dicen tira ya esu, que esta ya JECHU un CHANGARRIU

Si te daban un guantazu o te pagaban el jornal. 
En esti pueblu decimus, esi acaba de COBRAL

Cuandu una persona habla baju, y no le cojis el JILU. 
Solemos decil nusotrus, es que habla mu DESPACINU.

También cuandu se habla baju, porque fuerte esta mu féu. 
Nusotrus aquí decimus, es que habla mu DEQUEÚ.

Si te montas a caballu con una pierna para cá lau.
Decimus esi, no se caí, porque va ESCARRACACHAU.

Cuandu te enfadas a menú y todu te pareci feu.
Decimus no hay quien lo aguanti, todu le JADI, a el ENTEU

Si una persona se emite en cosas que no son de él. 
Le decimus enseguia, tu heris en excusau, no JADIS mas que GOLEL.

Lo que está mu descuidau, y tiene mucha basura.
Decimus, está que dá asco, porque tiene mucha FUSCA

Cuandu algu se muevi, o está a puntu de caelsi. 
Decimus esu va a al suelu, porque ya está ENTENGUERENGUI

Si una persona es muy hábil, y todu lo JADI con facilidad. 
Decimus, es mu mañosu y tiene mucha HABELIÁ.

Cuandu te cortas con algu, si no paras de sangral. 
Te dicen curati esu, que es una buena JABETÁ.

Pá avisalti del peligru, que te pueda sobrevenil. 
No te dicin que te apartis, sí te dicin JUÍ de HAY.

Si tu estas mirandu algu y namás, que por usmal.
Decimus entre nosotrus, no no JADIS, mas que LANDEAL

Dondi tiramos las basuras que ya no sirvin pa ná. 
A esi sitiu, lo llamamos en esti pueblu, MOIRAL

Si te fallan ya las piernas, o empiezas a cojeal. 
Decimus a esu nosotrus, que empiezas a MOLLEGUEAR

Pa decil que es muy joven, y que está aun TIERNU. 
Decimus, es que es mu chicu, todavía es mu NUEVINU

No gastamos camisetas, porque aquí se dice NIQUI. 
Si no son palabras chulas quieru que alguien me lo expliqui.

Si armamos alguna griesca, y nos reñían un poquinu. 
Nos decían ten cudíau o muchu OJITU

Cuandu te subían a hombrus y corrían más que un biscuter. 
Decías ya no me cojis, porque boy EMPERICUTI

Buenas heridas nos hacimus, jugando a las peleas. 
No había muchachu que no gozara de cicatriz de PITERA
 
Cuandu llegaba el Domingu y tocaba preparalsi. 
A esta faena, en mi pueblu le decimus REMUALSI.

Si te agarran mu despacio y no notas el agarrón. 
Decimus no lo he notau, porque a siu de RESPAJILÓN

A las hachas de cortar que se usa pa pical la leña. 
En esti pueblu decimus, que esu es una SIGUREJA

Si te apoyas tu en algu, porque te sientis cansaú. 
Tu no dices que te arrimas, dicis que estas SUSTRIBAU

Cuandu estoy atravesau, y en todus sitius estorbu. 
Me dicin quita de hay que eris com un TRASPANTOJU.

Si te han dau una paliza y, la ropa no se te arrima. 
Te dicen para reirsi, te han metiú buena TÚYINA

Cuandu tienis pocu tiempu, y no te puedis paral. 
Tu siempre dicis lo mismu, yo nunca tengu un VAGAL

Pa decilti que te vallas, porque quierin que te larguis. 
No te dicin marchatí, peru si te dicin VAITI.

Cuandu terminas de comerl, si dejas bien limpiu el platu. 
Decimus ya se a acabau, ya no que no queda ni ZARRAMPIU

Me tengu que despedil, pá no alargarl estu mas, peru nuestru 
BOCABULARIU, da para escribil muchu mas

Yo deseu que seais felices, y que os dejeis de pamplinas.
Y que hagais feliz a San Pedro con estas y otras COSINAS…

Segundo Gazapo