Valdencín: pasado y presente...

Valdencín es una pedanía del municipio de Torrejoncillo, situada a unos 6 kilómetros del mismo y que cuenta en la actualidad con unos 500 habitantes.

Fue fundada en los años 60 como poblado de colonización, dentro del plan de regadío de las vegas del río Alagón.
Debe su nombre al valle y arroyo del Encín situado en los aledaños de la población. El arroyo del Encín, afluente del río Alagón  nace cerca del Monasterio del Palancar (Pedroso de Acím) y pasa por Valdencín.

Valdencín surge, igual que otros pueblos de la geografía española, como fruto de un momento político y económico de la historia contemporánea de nuestro país. Ese momento no es otro que las décadas de los años 50 y 60, cuando se pone en marcha a través del Instituto Nacional de Colonización (posteriormente denominado IRYDA, Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario) una política colonizadora basada en la redistribución de zonas regables y la creación de nuevos núcleos urbanos. Para ello se impulsó una política hidráulica, ya iniciada anteriormente, para crear canales y acequias que convirtieran las tierras en zonas aptas para los cultivos de regadío.
De este modo, el medio se fue transformando a la par que sus nuevos habitantes llegaron, procedentes  en su mayoría de Torrejoncillo.

Historia y creación de Valdencín.

El pueblo fue construido en tres fases, empezándose sobre 1964 aproximadamente:
-         1ª fase: 84 casas
-         2ª fase: 40 casas
-         3ª fase:  6 casas

El 27 de marzo de 1967 se sortearon las parcelas en lo que hoy es la Cooperativa Santa Teresa de Jesús. Previamente, las familias habían solicitado al Instituto Nacional de Colonización y Desarrollo Rural (posteriormente conocido como IRYDA, Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario)

Estando aún el pueblo en la primera fase de construcción empezaron a trasladarse los primeros colonos, unas 25 familias, que se fueron a vivir a las parcelas, construyendo unos chozos y alojándose allí, mientras estaban acabando de construir las casas. Estas familias estuvieron dos temporadas (1967 y 1968) viviendo en los chozos, mientras terminaban sus casas.
Estos chozos eran de grandes dimensiones y pasaban allí tanto la época invernal como la veraniega.
Había familias que incluso hacían lumbre y cocinaban dentro de los chozos, si las condiciones metereológicas impedían hacerlo fuera. En el exterior tenían estancias preparadas para los animales, vacas, cabras, gallinas y demás, además de un lugar para cocinar.
Los comienzos fueron difíciles, ya que el pueblo aún estaba en construcción, las calles estaban levantadas y no había luz eléctrica ni agua corriente.
Ya, en 1968, IRYDA, les facilitó a estas familias los graneros, de lo que en un futuro serían sus casas, para que abandonaran los chozos de las parcelas y se trasladaran a vivir allí. En ese mismo año, se acabaron las casas y fueron entregadas a los colonos.

Las pertenencias o “lotes” que se facilitaron a cada colono consistían en  casa, parcela de tierra y pabellón de la parcela (construido posteriormente, en 1973). Las casas contaban con salón, cocina, despensa, tres habitaciones, cuarto de baño, granero, guarda-carros, cuadra, corral. Posteriormente se  añadió en el corral, cocina con chimenea, palomar y corralás de los lechones. En total, las casas tenían unos 670 m², aproximadamente. Había casas de planta baja, aunque la mayoría eran de dos plantas.
El “lote” estaba tasado en un precio que el colono debía devolver con intereses a largo plazo. Los lotes había que solicitarlos previamente al IRYDA. Los criterios preferentes para que la solicitud fuera aprobada eran: ser trabajador del campo, asalariado y sin tierras propias. También se daba preferencia a los emigrantes españoles en el extranjero.

Evidentemente, no se le dio nada gratis a nadie, los colonos pagaban una renta anual por las pertenencias que se le habían facilitado, era una cantidad baja, que rondaba las 10.000 pesetas anuales. Aunque, durante los primeros años, se pagaba un 1% de la cosecha. Para valorar lo que se debía pagar, iba el guarda y el mayoral y aforaban (valoraban) la cosecha, y conforme a la misma, se pagaba la cuota correspondiente.

Las parcelas tenían diferentes extensiones que iban desde las 6 a las 11 hectáreas, y dependiendo de las dimensiones y el terreno, las parcelas tenían tierra de secano y regadío (siendo de secano una o dos hectáreas de las mismas).
Los pabellones, construidos por IRYDA en 1973, los había también de diferentes dimensiones, de hectárea o hectárea y media, con tres y cinco agujeros.
Anteriormente a la construcción de los pabellones, en cada parcela, los colonos construyeron unos chozos para guardar sus aperos y herramientas.
También se facilitaron vacas y árboles frutales para quien quería sembrarlos. Las vacas había que pagarlas o devolver una cría.
Había casas de colonos y casas de obreros, éstas últimas con cuadra, corral y granero, más pequeños que las de los colonos, también contaban con corralás o piconeras.
Asimismo, había casas que pertenecían a personas que no eran colonos, como era el caso, de la casa del mayoral, el guarda, el alguacil,  los maestros, casa del cura y el médico.

El pueblo contaba con unos servicios o edificios comunes que eran los siguientes: Ayuntamiento, Iglesia de Santa Teresa de Jesús, Sesión Femenina, Club Juvenil, Club Parroquial, Cine, panadería, bar y comercio, escuelas, almacenes y corrales de la Cooperativa, Parada de Caballos, cementerio (construido posteriormente, sobre 1971/72) .

La sesión femenina (ubicada en la enfermería y dependencias actuales taurinas) era un lugar de reuniones y actividades para mujeres, pero que realmente no llegó a funcionar mucho, ya que se utilizaba para guardar la ropa y material deportivo.

La parada de caballos (ubicada en lo que hoy es la nave de la cooperativa), tampoco llegó a tener mucha utilidad.

El club juvenil estaba al lado de la sesión femenina, era una sala que contaba con billares, mesa de ping-pong, juegos de mesa (ajedrez, damas, parchis…), tenía una barra de bar en la que inicialmente no se vendía alcohol, solo refrescos, pero que con el paso del tiempo empezó a venderse.
Para acceder al club juvenil tenías que hacerte socio y abonar una cuota.
La Iglesia fue uno de las últimas construcciones que se hicieron en la primera fase del pueblo, incluso, los colonos tuvieron que aportar su granito de arena, descargando la imagen de Santa Teresa para depositarla en el interior del templo.

Las escuelas estaban situadas donde está el actual “CEIP Entre Canales”, había cuatro aulas o escuelas y dos maestros. La jornada escolar era partida, mañana y tarde; aunque cuando venía la época de cosecha, los “muchachos” dejaban de asistir a la escuela para ir a la siembra.
Se impartía hasta octavo curso de EGB. Como anecdótico destacar que cuando llovía, las clases se suspendían, puesto que los maestros no podían llegar a Valdencín, provenientes de Torrejoncillo, dado que el arroyo Encín saltaba e impedía el paso al pueblo. Obviamente, las dependencias escolares no contaban con ningún tipo de calefacción, braseros o cualquier otro medio de calor.
El primer curso escolar fue en 1968/69.

Los niños/as antes y después de ir su jornada escolar, debían desempeñar sus tareas correspondientes (ordeñar vacas…)

En mayo de 1969 instalaron la luz eléctrica en las casas y años después, se instaló el alcantarillado y el agua (1973), cuando hablamos de agua, nos referimos, a agua fría, en ningún caso agua caliente, que fuera incorporada con posterioridad.
Cuando montaron el agua, se instaló un grifo en la plaza del pueblo, frente al Ayuntamiento, donde la gente iba con cántaros a por agua.
Antes de instalar el agua, la gente iba al pozo del arroyo Encín (localizado unos metros antes de entrar en Valdencín), o bien la recogían de las canales (tejados) cuando llovía, o bien iban al canal general con cántaros a recogerla.

En lo relacionado a la adquisición de alimentos básicos y demás, hay que decir, que al principio no había ningún comercio en la localidad, había que desplazarse hasta Torrejoncillo para comprar pan y comida para toda la semana, a elaborar dulces y lo necesario, dependiendo de cada familia.
Posteriormente, un señor se desplazaba hasta Valdencín con un burro y su carro para vender comestibles. Con el tiempo, también se empezó a vender pan por las calles, así como,  en los portales del ayuntamiento, se ponía un señor vendiendo zapatos hasta que se abrió el primer comercio allí.
También iban vendiendo vino por las casas con una mula y un carro.
No había farmacia ni consultorio médico, las medicinas las llevaba la señora de la tienda a su comercio  (Tía Rosa) y el médico se desplaza a Valdencín, dos días a la semana para pasar consulta (donde actualmente está localizado el consultorio médico).

Sobre el año 1972 hubo una gran crisis en el pueblo, debido a varias causas, entre ellas, unos años climatológicos bastantes malos y el inconveniente de que el Estado obligaba a los colonos a convertirse en autónomos, con lo que ello conllevaba en aquella época (gastos derivados y la negativa de que no entraban servicios sociales, como médicos, medicinas…). Por estas razones, fueron muchos los colonos que optaron por abandonar las parcelas y volverse a Torrejoncillo. Dichas parcelas, fueron sorteadas de nuevo y asignadas a otras familias.

Aproximadamente sobre 1972/73, se hicieron las cocinas y corralás de los lechones, ubicadas en el corral de las casas.

A partir del 1973, iban empleados del Banco Central una vez a la semana por la noche por si las familias necesitaban de sus servicios. Años después, se sumó Caja Extremadura.

En 1974, los colonos decidieron crear una cooperativa, la Cooperativa Santa Teresa de Jesús, ubicada donde está actualmente, a las afueras del pueblo. Cuando se puso en funcionamiento la cooperativa, también se abrió un comercio allí.

Vida laboral y tareas cotidianas.

A la parcela y en las tareas del campo, participaba toda la familia, desde padres a hijos/as, como se solía decir, desde el más pequeño hasta el más grande. Fueron épocas duras, en las que la vida social y diversión eran mínimas, ya que primero estaba el trabajo y después lo demás. La juventud cuando acaba sus faenas, se desplazaba hasta Torrejoncillo en bici, moto o simplemente caminando, para disfrutar de su tiempo de ocio.

En las parcelas, los primeros años, se sembraba sobre todo, algodón y maíz, para en años posteriores, pasar a sembrarse pimientos, tomates, pepinos, tabaco…, cada colono sembraba lo que quería.
Las semillas durante los inicios, eran facilitados por IRYDA, posteriormente se compraban a multinacionales a través de IRYDA, o bien se compraban en el Sindicato de Torrejoncillo.

Las cosechas recogidas se vendían a compradores de los pueblos de los alrededores, así como el algodón a grandes compañías (Cicofan y Cepansa), y también había unos murcianos que venían a comprar los pimientos.
La leche ordeñada de las vacas y cabras, se llevaban a la plaza del pueblo y venía un camión de Clesa a recogerla.

Los primeros adelantos tecnológicos no tardarían en llegar a la localidad, llegando la primera televisión en 1969, el primer coche llegaría a Valdencín sobre el año 1973 y el primer tractor sobre 1971/72.

Vida social y fiestas en Valdencín.

Los jóvenes, una vez terminadas sus tareas y obligaciones, se reunían en los portales para hablar, divertirse y pasar su tiempo de ocio. Tenían varios lugares de reunión (“el portal del mentiroso”, “el matacan”)

Para hacer el baile de los domingos, los jóvenes tenían que poner 25 pesetas al mes para realizarlo. Se llevaba a cabo en una de las casas de la Cooperativa y se realizaba con un tocadiscos.
Podría considerarse como una especie de asociación. Con el dinero recaudado se compraban los discos y evidentemente, solo podían entrar al baile, los asociados.

Una vez o dos al año, iba un circo para los niños y jóvenes locales, se instalaba cerca de las escuelas, donde hoy está la nave.

La fiesta importante del pueblo tenía lugar el 15 de octubre, día de la patrona, Santa Teresa de Jesús.
La fiesta consistía en misa, procesión por el pueblo, convite y juegos populares, como carreras de sacos, de burros…
Las fiestas eran organizadas por el pueblo, había una Junta Rectora, que así se denominaba (eran las personas que se encargaban de los preparativos).
El primer año  se realizó el convite en la Sesión Femenina y en el Teleclub (Bar de la Iglesia), el baile. En este caso, las bebidas fueron gratis para los asistentes.

Los años sucesivos, se hicieron en el Cine-cafetería (actual dependencias del Bar Abadía), para acabar realizándose en los almacenes de la Cooperativa.
Los primeros años, se encargaban los mayores, pero años posteriores pasó a ser tarea de los jóvenes.
Se empezaba por ir cobrando una cuota casa por casa (destacar la masiva participación del pueblo).

En 1978, se hizo por primera vez toros y vacas en la localidad.

En cuanto a las celebraciones familiares, decir que el primer bautizo que se realizó en Valdencín fue en 1969, aunque no se estilaba hacer ningún tipo de celebración o convite, en cambio para las comuniones, bodas y quintos, sí.
Las nochebuenas, eran celebradas por los jóvenes en algunos graneros de las casas.

Los quintos eran muy festejados en la localidad, de forma similar que en Torrejoncillo, por aquella época.

También era habitual y muy extendida, la celebración de “La velá”, el 19 de enero. Sacaban entre los vecinos, vino y algo de comida, aunque mayoritariamente bebida; era habitual cantar la rosquilla, como  se realizaba en Torrejoncillo.

El 18 de julio, el Día de Santiago (25 de julio) y el Día de Nuestra Señora (15 de agosto) era muy habitual ir a pasar el día a la Aceña del Duque.

Arquitectura popular de Valdencín

Sus calles son anchas, rectas y perimetrales. Su diseño urbanístico es muy racional, disponiendo de generosos espacios ajardinados, ocupando el centro de la población los edificios político-administrativos, sociales y religiosos, como el Ayuntamiento y la Iglesia de Santa Teresa de Jesús. Siendo la arquitectura de trama regular, plaza central y casas todas similares, con fachadas enlucidas blancas y de una o dos plantas.

Merece ser destacada, la utilización de materiales autóctonos y la esencialización con la que se acercó a las soluciones arquitectónicas, libre de formalismos, de igual forma destacar la naturalidad con que su obra se arraiga al lugar y su intemporalidad; sus pueblos, si se construyeran ahora, cincuenta años después, con unas técnicas similares, seguirían expresando una rotunda modernidad.
Estos pueblos de colonización, son una magnífica síntesis entre ocupación del territorio y creación de un nuevo paisaje, en el que esbeltos campanarios nos revelan la presencia humana. Constituyen, asimismo, una importante experimentación arquitectónica que busca el sutil equilibrio entre lo urbano y lo rural, a través de la modulación y repetición de tipologías rurales agrupadas en abstractas secuencias de volúmenes con clara vocación urbana

Situación actual de la localidad.

A día de hoy y desde hace ya varios lustros, la situación de Valdencín ha cambiado muchísimo, dado que son pocos los colonos iniciales que aun sobreviven y pocos, los que siguen explotando las parcelas que se les facilitaron.

Fueron muchos, los que con el paso de los años, optaron por vender sus parcelas, mantener las casas, vender ambas cosas, o abandonar sus casas para desplazarse a grandes ciudades.
Vinieron tiempos difíciles para el campo y la gente optó por dejar la agricultura y dedicarse a la construcción.

Las típicas casas encaladas de colonos continúan en muchos casos conservando su arquitectura y distribución iniciales, aunque si bien es cierto, que muchas han sufrido remodelaciones en las estancias, cambios en las fachadas con la introducción de ornamentos, como piedras de pizarra, baldosines…

Las casas de nueva construcción nada tienen que ver con las casas de los colonos, siguiendo tendencias actuales y no guardando el tipismo que le caracterizaba.

En la actualidad, se cuenta con nuevos servicios comunes públicos, como pueden ser, consultorio médico, casa de cultura, piscina municipal, pista polideportiva, pabellón de deportes municipal, picadero de caballos, cabina telefónica.

En cuanto a servicios privados, cajero automático, dos comercios, estanco, dos bares, un ciber, tienda de la cooperativa, casa rural, fragua.

Las fiestas y la vida social, como todo lo demás, han cambiado bastante, aumentando el número y variando la forma de las mismas.

El día 15 de octubre, día de la patrona, sigue celebrándose misa, procesión y convites; aunque se ha modificado, ya que años anteriores, durante estas fechas se realizaban festejos taurinos.
Día de la Esperanza, último fin de semana de mayo, celebrándose misa, procesiones y convites.
La Velá, celebrada el 19 de enero, hoguera donde los vecinos aprovechan para comer y beber.

Carnavales, organizados por asociaciones locales en colaboración con el ayuntamiento de Torrejoncillo.
La Romería, celebrada el Sábado Santo y de reciente pero aceptada creación.
Toros en Valdencín, tercer fin de semana de julio, donde se realizan diferentes festejos taurinos. 


(Datos facilitados por Jose Pedro Martín y Miguel Ángel Rodrigo, hijos de colonos)


S.R.M.

6 comentarios:

JoséLuis dijo...

Cómo me ha gustado encontrarme con este pedazo de mi historia. Muchas gracias.

ASOCIACION CULTURAL TORREJONCILLO dijo...

Gracias JoséLuis por visitarnos, y nos alegramos de que haya gustado, ¿desde donde nos visitas? Saludos

JoséLuis dijo...

Hola. Vivo en Alicante.
Saludos

ASOCIACION CULTURAL TORREJONCILLO dijo...

Muchas gracias de nuevo por visitarnos Jose Luis, y por valorar nuestros artículos. Te recordamos que puedes dejar tus comentarios, opiniones y sugerencias en el LIBRO DE VISITAS, ya que enriquecería nuestro blog saber que a los visitantes del mismo, le gustan o no los artículos y sobre todo, saber desde donde nos visitan.
Saludos

Juli Martín dijo...

Muchisimas gracias por tantos recuerdos!!!!

Unknown dijo...

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