Entre las fiestas y costumbres de nuestro pueblo, tenemos una que probablemente, en su manifestación religiosa, sea de las más antiguas. Me estoy refiriendo a la “Cruz Bendita” que se celebra el día tres de mayo, conmemorando la invención de la Santa Cruz.
Antes, en muchas casas se hacía la Cruz Bendita, y los vecinos colaboraban en su ornamentación, unos con cuadros de santos y otros con macetas, flores y otros adornos, como cortinas, colchas y todo lo que sirvieran para engalanar la Cruz. Se encendían multitud de lamparillas y se rezaba y cantaba a la Cruz.
Las canciones que se cantaban eran muy significativas, y relataba unos hechos que ocurrieron en el Casar de Palomero durante la Inquisición. La idea que yo tenía de estos hecho era un tanto vaga, hasta que un día, mi sobrino David Moreno, residente en Cáceres, persona muy estudiosa e inquieta por conocer y sacar a la luz nuestra historia local, encontró un libro escrito por el cura de Casar de Palomero y cronista ocular, que entre otras cosas, relata estos hechos tal y como ocurrieron en su día.
En aquella época, por esta zona vivían Judíos (seguramente refugiados de cuando la expulsión) y convivían pacíficamente con los Cristianos, respetándose mutuamente su religión; y he aquí que un día de Jueves Santo, cuando pasaba la procesión, se encontraban sentados a la puerta de sus casas unos niños judíos, cosa que tenían prohibida por los cristianos cuando pasase una procesión, y un mozo que iba en ella, se acercó y les dijo que se entrasen en casa. Pero ellos no quisieron, y entonces el mozo les pegó. Luego los judíos, en represalia, se fueron a la salida del pueblo, donde había una cruz de madera, y la apedrearon. Ya nos podemos imaginar lo que se armaría, y más entonces, que había tanto fanatismo. Avisados, se presentaron los Inquisidores de Plasencia. Los culpables fueron llevados a esta ciudad, donde se les juzgó y castigó debidamente, llevando a unos a la hoguera y a otros, a sufrir los castigos que se merecía por este sacrilegio. Los demás judíos tuvieron que convertirse al Cristianismo o marcharse del pueblo, cosa que hicieron pocos, pues estaban emparentados unos con otros, y prefirieron quedarse y acatar la religión cristiana.
Las canciones que se cantaban a la Cruz Bendita decían así:
Cruz Bendita, Cruz Bendita
Cruz Bendita de Casar,
Rogad por los inocentes
Que a sus padres piden pan.
La judía estaba lavando
En el arroyo del puerco
Y su hijo Constantino
Le dio una voz desde el templo.
Hombres, niños y mujeres
Todos al campo salieron,
A recoger las astillas
De aquel divino madero
Daguito estaba en la peña
Con una piedra en la mano
Y el niño como inocente,
Dormidito se ha quedado.
Estas estrofas son las que recuerdo, probablemente haya más, pero creo que son bastante significativas para entender entre líneas los hechos antes comentados.
No quiero despedir este artículo, sin antes señalar sobre las cruces del pueblo en cuestión. Todos hemos visto al llegar el día de la Cruz, que los vecinos (normalmente mujeres), aún siguen engalanando la Cruz de su barrio, pero hay una de ellas, que si no es la más antigua, le falta poco; y me estoy refiriendo a la Cruz Mocha. Mucha gente del pueblo no sabe ni siquiera donde está; pues esta Cruz se encuentra frente al bar Aguja, un poquito más abajo. Está en la pared y se le llama de esta forma, porque solamente tiene la peana y la columna. Le faltan los brazos. Está Cruz, también tiene su historia, que ya contaremos en otra ocasión, pero como adelanto, diré que se encuentra a mitad de camino entre El Palancar y Coria, y era donde San Pedro de Alcántara paraba a descansar cuando iba a ver al Obispo.
Pedro Abedul
(Texto recopilado de la Revista “El Telar 1992”)
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